Quantcast
Channel: Nota – lavaca
Viewing all 2096 articles
Browse latest View live

#ElEstadoEsResponsable: ataque policial a mujeres en el 3J

$
0
0

Balas de goma, chorros de agua y gas pimienta fueron parte del kit que utilizó la Policía Federal para atacar desde la Catedral a un grupo de mujeres durante la desconcentración de la masiva movilización del 3J. Dos de ellas fueron rociadas con gas pimienta en la cara. Una es Alelí Acuña, trabajadora de prensa de Télam: “El objetivo puntual era que no sacáramos fotos”. La otra es Mónica Buján, una motoquera que sufre de asma y EPOC y aún continúa con nebulizaciones: “Que quede bien claro: no es que la policía fue agredida y por eso ´respondió´, sino al revés”. Testimonios y fotos del momento del ataque. 

Foto: Polly Palacios

La foto muestra el momento exacto en que Alelí Acuña Berrenechea, 32 años, es rociada con gas pimienta por un policía identificado de la Federal, mientras le sacaba una foto.

Alelí Acuña es periodista, fotógrafa y trabaja en el archivo fotográfico de Télam. Dice a lavaca: “Nunca me habían rociado con gas pimienta. No sabía muy bien de qué se trataba y ahora te puedo asegurar que es una mierda”. Alelí es una de las miles de personas que el sábado marcharon en todo el país bajo el grito #NiUnaMenos y #VivasNosQueremos, mientras en la calle, en las paredes y en la sensibilidad colectiva se instalaba un reclamo concreto: el Estado es responsable de la violencia hacia las mujeres.

Alelí fue una de las dos mujeres que denunciaron que la Policía Federal las roció con gas pimienta durante la desconcentración de la marcha. Ese día Acuña había ido a cubrir la movilización y sus fotos se publicaron en la cooperativa Infonews. “Me entró en la boca y de a ratos me arde y siento el gusto. La cámara y el celular me quedaron todos impregnados”.

Durante la semana, el grupo Autoconvocadas había presentado junto al movimiento Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá) un hábeas corpus colectivo y preventivo para garantizar el derecho de mujeres, lesbianas, trans y travestis a manifestarse el 3 de junio. Tras la cacería policial del #8M -ocasión en la que se realizó el Paro Internacional de Mujeres, en la que 20 mujeres fueron detenidas en una cacería policial sin orden judicial-, el habeas corpus presentado solicitó que la justicia ordenara al Ministerio de Seguridad que se abstuviera de portar armas de fuego y realizar acciones represivas, homofóbicas y criminalizadoras, que estableciera personal policial mayoritariamente femenino y debidamente identificado.

Habeas Corpus para todas

El testimonio de Alelí ilustra qué ocurrió finalmente.

“Todo pasó entre 8:15 a 8:20. La marcha fue esplendorosa, pacífica. Yo estaba cerca de la boca del subte D, sobre Diagonal Norte. Había una pequeña fogata, minúscula, algunas pocas chicas en tetas que sólo estaban cantando, sin disturbios. Yo me voy con un grupo de 10 fotógrafos. Ahí escucho el primer disparo. Ya había gas, estaba en el aire. Yo ya me estaba yendo, pero lo que me salió, con la cámara en la mochila, fue ir y mostrar las caras de los que estaban reprimiendo. Tengo un lente 50 y para retratar tengo que aproximarme porque, si no, no se ve nada. Ahí veo que eran alrededor de 40 y 50 policías entre civiles y uniformados. Todo estaba cercado, ellos detrás del vallado con la Catedral como su tótem. Encontré un hueco, me acerco a ellos a unos 10 cm y tomo la primera foto. Era una oficial mujer. Luego saco la segunda: todo perfecto. Cuando voy a sacar al tercero de la fila, ese me dispara el gas, en la boca”.

A Alelí Acuña le sorprendió la actitud del policía. “Lo hizo con la naturalidad de quien masca chicle: con una mano tiró el gas mientras en la otra sostenía un cigarrillo”.

El policía que roció con gas pimienta a Alelí Acuña Berrenechea, fotografiado por ella misma. Tenía identificación a la vista.

-¿Qué pasó?

-Me empiezo a ahogar, los ojos se me irritaban. Ahí lo sigo y lo filmo y le digo de todo. Él se va y se refugia. Después vuelve con una escopeta y pienso: “Estaba armado hasta los dientes”. Sigo sacando fotos, ellos tiran agua y cuando vuelvo al lugar donde había estado, me tiran gas de nuevo. El objetivo puntual era que no sacáramos fotos porque tiraban al grupo de fotógrafxs. No cometimos ningún tipo de delito: nuestros elementos contundentes eran nuestras cámaras. En cambio, ellos sí violaron su protocolo de seguridad. Todos los policías estaban sin identificación. Y cuando vemos que todo se ponía más denso empezamos a escuchar sirenas. Llegaron dos patrulleros en contramano por Diagonal Norte. Había algunas compañeras del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa), Ana Laura Torna y Nancy Acosta (de la Secretaría de Mujeres y Géneros del gremio), que estaban pasando por la plaza y se tuvieron que refugiar en el subte. El ambiente era de terror.

Foto: Aleli Acuña

Contra las fotógrafas

Una de las fotos captura el momento exacto en el que el policía tira gas pimienta a Alelí mientras ella lo retrataba. La imagen la tomó la fotógrafa freelance Polly Palacios. Dice a lavaca: “Los policías se armaron todos atrás de la valla. Ahí veo a muchos fotógrafos que se acercan y empiezan a sacar fotos. Me acerqué para ver lo que estaba pasando: sólo estaban tomando imágenes. Entonces veo que llega caminando un policía y le tira a una chica que estaba pegada en la valla. Era Alelí. No había nadie tirando cosas, sólo tomando fotos. Ya habían tirado gas desde antes, no te podías acercar mucho: estaban como manteniendo una distancia. Incluso le tiraron gas a una señora que era asmática”.

Esa señora es Mónica Buján. “No soy fotógrafa profesional, sólo cubro estas movilizaciones porque me interesa dejar registro. Soy motoquera y fumigadora”, dice a lavaca mientras pide perdón porque no para de toser. “Tengo asma, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) y estoy con nebulizaciones. A mí también me tiraron”.

Policías sin identificar detrás del vallado de la Catedral.
Foto: Alelí Acuña Berrenechea

Mónica tiene 55 años y cuenta qué pasó. “Cuando la concentración sale de la plaza había una fogata frente a la Catedral. Yo llevo mi cámara, una chiquitita, para dejar un registro para la gente que no fue o no pudo ir. Cuando voy para allá no había incidentes, nada, y me acerco a la valla para sacarle fotos a los policías. Tengo una cámara de porquería, por eso me acerco, y es ahí que me tiran directamente a la cara, a menos de 10 cm. Yo respiro por la boca, así que tragué todo el gas. Me ahogué mal, muy mal. Creí que me iba a dar un paro: ya tuve dos en mi vida y no quiero un tercero”.

Buján sacó su puff. “Quería darme aire pero no entraba. En ese momento las chicas que estaban enfrente responden a la agresión que yo sufro. Que esto quede bien en claro: no es que la policía fue agredida y por eso ´respondió´, como informaron por ahí, sino recibieron una reacción producto del ataque que me hicieron. Ahí empezaron a tirar. Balas, agua, gas, pero que quede escrito que la situación se detona cuando ellos o ellas me tiraron gas”.

Buján no se fue. “No me quería ir, no quería dejar a las chicas que me estaban defendiendo. Tenía miedo de que pase lo que ocurrió después del Encuentro Nacional de Mujeres o la cacería después del Paro del 8 de marzo. Ahí veo que a Alelí, que no sabía quién era porque no la conocía, le tiran en la cara. También vi a una compañera que estaba vomitando mal”.

El sindicato de prensa SiPreBa repudió la represión a través de un comunicado: “Este ataque por parte de la Policía es un claro intento de cercenar la libertad de prensa. Exigimos el inmediato esclarecimiento de los hechos y la separación de los responsables materiales y políticos de la represión”.

Las mujeres confirmaron a lavaca que avanzarán con una presentación conjunta para denunciar el accionar policial.

El equipo de video de la PFA, presente.
Foto: Alelí Acuña Berrenechea
Bomberos de la Policía.
Foto: Alelí Acuña Berrenechea

Sala Alberdi: condenan a un policía y absuelven a otros dos por tirar con balas de plomo

$
0
0

El Tribunal Oral en lo Criminal N°7 condenó a tres años en suspenso a uno de los tres oficiales de la Policía Metropolitana acusados de reprimir con balas de plomo a dos periodistas durante la represión de desalojo de la Sala Alberdi, y absolvió a los otros dos efectivos acusados por la querella de triple tentativa de homicidio agravada. “El Tribunal interpretó que fue un hecho aislado en lugar de ubicarlo como un accionar sistemático de la fuerza”, sostuvo María del Carmen Verdú, abogada de los periodistas. “La sentencia deja como mensaje que la Policía de la Ciudad puede reprimir con balas de plomo”.

El Tribunal Oral en lo Criminal n° 7 condenó a 3 años de prisión en suspenso e inhabilitación de 4 años al oficial mayor Gabriel Pereyra de la Rosa por “abuso de arma” en carácter de funcionario público; y absolvió los policías Miguel Ledesma y Maximiliano Acosta, acusados del mismo cargo. Entre un mar de abucheos e insultos de la sala – donde se encontraba Nora Cortiñas, Pablo Pimentel, Myriam Bergman, entre otros-, el Tribunal subrayó que los fundamentos del veredicto se darán a conocer el 13 de junio a las 20 horas.

“El Tribunal interpretó que fue un hecho aislado en lugar de ubicarlo como un accionar sistemático de la fuerza”, sostuvo María del Carmen Verdú, abogada de los periodistas heridos la noche de marzo de 2013. “Los jueces dejan como mensaje que la Policía de la Ciudad puede reprimir con balas de plomo”.

Los tres policías llegaron al juicio procesados por “triple tentativa de homicidio agravado”, por lo que la querella pidió 20 años de prisión. En tanto, la fiscalía acusó por “abuso de arma” y pidió 3 años de prisión y una inhabilitación de 4 años para los tres efectivos. El fiscal Oscar Ciruzzi sostuvo que “no fueron disparos continuos, por lo cual no puedo decir que hubo intencionalidad de matar”. Verdú adelantó a lavaca que apelarán la sentencia.

La prueba

“La Metropolitana fue una experiencia en la que se vieron casos aislados que hoy podemos describir como una antesala de toda una sistematización represiva a nivel nacional”, dice a lavaca Esteban Ruffa, 35 años, periodista de ANRED, uno de los baleados esa noche. Ruffa todavía tiene plomo en la tibia ya que la operación para extraerlo implica un riesgo para su salud. “Otra de las pruebas contundentes del juicio para comprobar el material con que nos tiraron se pudo extraer de la pierna de Mario Fumaroni (militante social, otro de los heridos, que no continuó el juicio). Allí se destacó que ese objeto se correspondía con el peso específico y la dureza del plomo. Esa munición sí o sí tuvo que salir de las escopetas. ¿Quiénes eran los que esa noche estaban con escopeta? Estos tres policías”.

Los oficiales Ledesma y Acosta se negaron a declarar en los alegatos. El que habló fue el único condenado, Pereira de la Rosa. Germán Darío de los Santos, el otro de los periodistas baleados, relató a lavaca: “En su alegato dijo que está orgulloso que hace más de 20 años es policía y que estuvo en Parque Indoamericano y el 19 y 20 de diciembre de 2001: en los dos hubo represiones, balas de plomo y muertos. Además dijo que si van a sospechar de él también tienen que sospechar de todos los integrantes del SAME cada vez que hay un herido”.

Aquí puede verse el video de la sentencia.

Esta fue la séptima audiencia, de un proceso que duró más de 4 años y atravesó, de nuevo, los cuerpos de los heridos: “Fue duro estar en un recinto cerrado cara a cara con las personas que te dispararon con plomo. Y después de haber sobrepasado ese momento emprender un periplo larguísimo porque pasar llegar a juicio oral, ni siquiera para que haya justicia. No nos queda otra que revivir una y otra vez lo que nos sucedió porque en todo este proceso tuvimos que demostrar que nosotros estábamos ahí, que la policía disparó y que fue con plomo”.

Esteban recuerda ese día: “Estábamos en la esquina de Paraná y Corrientes; el pelotón avanza por Corrientes, y unos 30 metros antes de llegar a la esquina de Paraná empiezan los primeros disparos: en los videos queda claro que es otro tipo de munición que la que se estaba utilizando. En ese momento soy herido en la pierna debajo de la rodilla, en este caso se aloja en el hueso, en la tibia, debajo de la rodilla”

Una de las pruebas contundentes para determinar con qué tiraron se pudo extraer de la pierna de Mario Fumaroni: “Ahí pudieron destacar que si bien no era un objeto de plomo, era plúmbeo, que se correspondía por peso específico, dureza, con un elemento que tiene gran porcentaje de plomo. Esa munición salió de las escopetas de estos tres policías. La inquietud que deja esta sentencia no es sólo la absolución de quienes apretaron el gatillo, sino qué dice la justicia cuando la policía tiene armas que pueden matar en un contexto de protesta social”.

Efecto Araceli: amenazas a la familia y libertad a la Bonaerense

$
0
0

En la audiencia en la que se dirimía la libertad de los ocho acusados por el femicidio de Araceli la familia recibió amenazas de muerte. Al enterarse que quedaba detenido junto a otros cuatro hombres, Carlos Cassalz, el dueño del corralón donde trabajaba Darío Badaracco, se llevó el dedo al cuello. Otra causa que se suma a la que investiga el crimen de Araceli por el que siguen detenidos cinco hombres y fueron liberados otros tres, dos de ellos parientes del policía bonaerense implicado. 

Con un dedo atravesando el cuello y luego la mano como si fuera una pistola, Carlos Cassalz, uno de los cinco acusados por el crimen de Araceli Fulles que sigue detenido amenazó a la familia de la joven. Ocurrió en plena alcaldía de los Tribunales de San Martín, y motivó otra causa además de la que investiga el femicidio por el que el Cassalz sigue detenido junto a otras 4 personas. Fue el último viernes en el que el juez liberó a tres acusados, entre ellos los dos parientes del policía de bonaerense implicado.

Se sabía que la audiencia en la que se dirimía la libertad para los ocho acusados por el femicidio de Araceli no sería un trámite. Desde hace meses, la familia acompañada por el barrio y organizaciones organiza marchas en reclamo de justicia, señalando la culpabilidad de cada uno de los ocho acusados.

¿Dónde está Araceli?

 

Desastre fiscal

Tal cual investigamos para la MU de mayo, el femicidio de Araceli se concretó gracias a un entramado que involucra policías con gente pesada del barrio. Por encontrar distintos puntos de complicidad, Asuntos Internos de la Policía Bonaerense confirmó que separó de sus cargos a tres efectivos: el subcomisario Hernán Humbert, el oficial principal José Gabriel Herlein y el numerario Elián Ávalos, hermano de uno de los detenidos. Todos pertenecen a la comisaría 5 de San Martín, la misma en la que la familia de Araceli Funes presentó la denuncia de su desaparición.

El cuerpo de Araceli fue encontrado hace 41 días en la casa de la madre de Darío Badaracco. La orden de requisar esa casa fue dada por el juzgado al comienzo de la investigación, pero la policía dijo no haber encontrado nada. Badaracco declaró tres veces ante la fiscal Graciela López Pereyra, la última en la misma mañana del hallazgo del cuerpo, y a pesar de que resulto sospechoso, no fue retenido. Hoy es el principal sospechoso del femicidio y está detenido junto a Carlos Cassalz, dueño del corralón donde trabajaba; y los empleados de éste Marcelo Ezequiel Escobedo y Hugo Martín Cabañas.

El juez Martín Porto, en cambio, dejó libres a Marcos Ibarra y los hermanos Ávalos, acusados también de participar del crimen, haciendo caso al pedido de la fiscal Graciela López Pereyra que había dictado “falta de mérito”. La fiscal aseguró que no había ninguna prueba que vinculara a estos tres acusados con el femicidio de Araceli. La familia de la joven piensa que sí: “Emanuel Ávalos fue quien la pasa a buscar ese día a Araceli el día que desaparece”, recuerda su madre Mónica. Es decir, fue uno de los últimos que la vio con vida. Ávalos declaró en la causa que al momento en que Araceli fue asesinada él sufrió un accidente y estuvo internado 24 horas.

En la nota de MU de mayo Claudia Acuña revela la trama de hombres y negocios implicados en el femicidio de Araceli. Y cómo San Martín casi se convierte en Ciudad Juárez.

“Es un símbolo”, dice Mónica a lavaca sobre el gesto del dedo al cuello de Cassalz. ¿Un símbolo de qué? “De la causa en la que está investigado. Si vamos al caso, mi hija fue estrangulada: el tipo tiene la costumbre de hacer eso”.

Justicia y policía en el caso Araceli: el Estado es responsable

La investigación judicial dirigida por la fiscal Graciela López Pereyra tuvo tres líneas de investigación sucesivas, según se iban desmoronando las hipótesis:

  • La primera fue no hacer nada, ya que se instaló la versión de que Araceli “se había ido de gira”. Es decir, que estaba consumiendo droga.
  • La segunda se activó a partir del caso Micaela y su repercusión. Ahí se instaló la hipótesis de que se había fugado tras una discusión familiar. La falsa declaración de un camionero diciendo que la había trasladado, acompañada por un muchacho y con intenciones de ir a Brasil, ayudó a consolidar esta línea.
  • La tercera fue investigar a la familia de Araceli: uno por una. Era la que estaba profundizándose al momento del hallazgo del cuerpo.

Femicida suelto

Como sucede en muchos otros casos, la familia de Araceli convive en el barrio con las familias de los acusados de asesinar a su hija. “Inclusive el día primero que hicimos la marcha estuvieron en la esquina”. En algunos casos, los que están libres son los implicados directos: “Con la liberación de estos tres hombres, sí: están por el barrio”.

Sin embargo la familia de Araceli Fulles logró un acompañamiento de la mayoría de vecinos: “Todos siguen acompañando”, dice Mónica trazando un puente entre la primera marcha y la última. “La pelea: que entren de vuelta todos adentro. Puede ser que más adelante hagan ruido”.

El Estado no se mueve, la sociedad sí #AraceliTeEstamosBuscando

En ese sentido los Fulles cuentan que “no tuvimos más repercusiones” sobre las amenazas, y remarcan que, “por suerte”, el apriete ocurrió en una sede judicial. Con esa evidencia incontrastable la familia se presentó a la fiscalía para radicar otra denuncia. Y en la causa del crimen de Araceli, adelantan que apelarán por las tres liberaciones.

La marcha del 3J: “Yo no fui ni por política ni por nada: fui a estar presente para que haya ni una menos. Pensé que era mi derecho estar ahí reclamando con mi hija. Me encontré con muchas mamás, y es el mismo sufrimiento de todas las madres”.

Mónica se queda en silencio, y agrega: “También me encontré con muchas sin justicia. A veces no hay que callar. Yo, por lo menos, no me pienso callar nunca, hasta que se haga justicia por mi hija”.

Editar sin patrón: el fenómeno de las revistas culturales

$
0
0

Un libro coordinado y compilado por el docente e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes y periodista de La Pulseada, Daniel Badenes, recoge la experiencia política y profesional de las revistas culturales independientes. El trabajo demuestra un sector emergente en la producción cultural del país: en Argentina hay más de 200 publicaciones autogestivas que confirman día a día que otra forma de construir comunicación es posible. A partir de testimonios y métodos de investigación académicos, los textos indagan sobre el proceso autogestivo de las revistas, sus estrategias de financiamiento y sus problemas de distribución. El libro será presentado hoy a las 20 horas en Malisia, diagonal 78 esquina 6, La Plata. El 30 de junio se presentará en #MU. Aquí compartimos la introducción.

Las revistas culturales como sector y como movimiento

Por Daniel Badenes

“El brillo en los ojos de los que están haciendo una revista es una cosa inefable: están haciendo algo que va a tener carácter… es un juego contra la historia” (Noé Jitrik, en Dámaso Martínez, 1993)

“Una revista independiente es una revista que no tiene otros dueños que los que la hacen y que no tiene negocios paralelos más que el periodismo”, dice Ingrid Beck, directora de Barcelona. “Se mueve ideológicamente según sus convicciones, no según criterios económicos”.

Convicción. Vocación. Pasión. Es eso lo que reúne a cerca de 200 publicaciones que actualmente integran la Asociación de Revistas Culturales Independientes de la Argentina (ARECIA). Lo que hacen no es una mercancía. Diversas en sus contenidos y en sus estéticas, todas implican otra forma de producir, que no busca multiplicar el lucro para considerar sostenible a un medio, sino la justa remuneración del trabajo realizado en forma autogestionada. Muchas veces no lo logran, pero siguen adelante: “Sabemos que cada uno daría la vida por lo que hace. Somos acción, intransigencia y rebeldía”, define Claudia Acuña, referente del colectivo Lavaca, que edita Mu: “Por todo lo que mueren los demás, que es el prestigio, a nosotros no nos mueve un pelo. Sí nos mueve y nos podemos llegar a matar si alguien se mete con nuestro producto, porque es nuestra vida. Entre revista y vida, no hay diferencia”.

Lavaca nació al calor de las protestas del 19 y 20 de diciembre de 2001, produciendo crónicas que circularon por internet. Eran periodistas experimentados cansados de la lógica de los medios comerciales. Organizados en cooperativa, desde 2006 editan el periódico Mu, y además hacen radio, enseñan, editan libros y sostienen un espacio cultural. La idea original de Barcelona también data de 2001, aunque recién salió a la calle en septiembre de 2003, burlándose del diario Clarín y criticando, desde la parodia, al periodismo de la época. Ambos fueron fundadores de la asociación que hoy reúne a centenares de revistas, de distintos lugares y tiempos.

“Las revistas culturales nos hemos constituido como un espacio de legitimación de la palabra, de la investigación, del debate, en donde la ética periodística sigue teniendo valor y la calidad de los productos realizados no tiene nada que envidiarle a los medios hegemónicos”, afirma desde Rafaela, provincia de Santa Fe, el grupo de jóvenes que edita la revista Mural. Son seis. Estudian en la universidad -privada: la única a la que tienen acceso en su ciudad- pero se conocieron en la militancia social y política. “Decidimos hacer Mural porque creemos que en nuestra ciudad al igual que en todo el mundo, se difunde solo una mirada de la realidad, que es la realidad de los dueños de todo, una mirada que invisibiliza muchas otras formas de decir, hacer y pensar”. En Rafaela, Mural es la tribuna de los que quieren otro mundo: “queremos denunciar lo injusto, lo que genera desigualdad y también queremos mostrar los procesos organizativos desde abajo”. ¿Quién los banca? Ellos. “En Mural no hay patrón, no hay editores que dicen que sale o no dependiendo de los intereses económicos de un grupo empresarial. Las decisiones se toman de manera colectiva y democrática. Con la revista apostamos a otra forma de construir y trabajar en un medio”. Cada número de Mural trae el rostro de Silvia Suppo, una sobreviviente de la dictadura asesinada a puñaladas en marzo de 2009. Un supuesto robo. En el pueblo, todos saben otra cosa. Pero nadie dice.

La imagen de Suppo en la contratapa de la revista no es una buena estrategia para salir a vender publicidad. Sí para mostrar que otra comunicación es posible.

En Rafaela hay reglas implícitas para hacer un periodismo “rentable”:

No cuestionar la soja.

No mencionar los agrotóxicos.

No hablar de negocios inmobiliarios.

No investigar el transporte.

Es decir: no hacer periodismo.

La historia se repite pueblo a pueblo. Al igual que las radios comunitarias, allí donde las hay, las publicaciones independientes libran batallas cotidianas contra la monopolización de las voces, los contenidos y las estéticas. Y lo más importante: hablan sin restricciones de política, de género, de música, de filosofía, de artes visuales y prácticas corporales, entre otros temas. Viven de lo que dicen y no de lo que callan, como los grandes medios comerciales.

En Bariloche, los que dicen se llaman Al Margen y llevan doce años dando batalla. Al igual que La Pulseada -la revista de la que formo parte en la ciudad de La Plata- creció junto a un intenso trabajo social con niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad. “Al Margen es una organización social que, entre otras actividades, edita una revista de la calle”, define Sebastián Carapezza, el coordinador editorial: “La revista es quizás la parte más visible, pero entre los compañeros se han ido desarrollando otros brazos”. Tienen una cooperativa de construcción, donde trabaja una decena de jóvenes; “El semillero”, donde brindan talleres artísticos y de oficio y hacen actividades culturales en los barrios. Participan de mesas y redes por la niñez y adolescencia, y siempre buscan articular con otros medios de comunicación populares. “Todo eso es Al Margen”, resume Carapezza. “En nuestro caso el proceso se dio a la inversa de lo que marca cierta lógica de las organizaciones. Primero nació la revista y después creció la organización social, la dimensión política. Hoy lo que hace interesante al proyecto es la variedad de actividades que desarrollamos en diferentes planos”.

Los editores lo saben bien: la comunicación es política y todos los medios tienen intereses. La pregunta es cuáles.

Detrás de quienes concentran el panorama mediático hay soja, petróleo, timba financiera, concesiones de aeropuertos y autopistas, minería ultracontaminante, negocios con el deporte y mucho más.

Detrás de las revistas independientes hay organizaciones sociales, centros culturales, cooperativas de trabajo, editores y editoras con vocación por lo que hacen. Tanta, que lo hacen incluso contra los designios contables: cuando los números no les dan, hacen fiestas, organizan crowfoundings, dan talleres, piden préstamos y ensayan proyectos para cuanta convocatoria afín aparece. De esas múltiples estrategias se ocupa Gustavo Zanella en uno de los textos iniciales de esta compilación. En otro capítulo, por su parte, Verónica Stedile Luna afirma:

si algo caracteriza a estas revistas es que sobreviven como tales por la vitalidad de quienes las hacen y las sacan a la calle buscando estrategias para no ser devorados por la maquinaria de las distribuidoras o de la supresión informativa en las redes sociales.

Y agrega:

Por un curioso desplazamiento semántico, el término ´independiente´ ha designado, en este grupo de revistas, un sentido de horizontalidad para el trabajo, donde la agenda se discute en asambleas, así como también una procedencia ´plebeya´ de los fondos con que se financian estos medios (…). Finalmente, la independencia se asocia a una libertad de agenda, pero no respecto de una posición, ya que una revista política no puede pensarse por afuera del compromiso con una idea por decir o una decisión por tomar.

Independientes y autogestivas, entonces, por oposición a las corporativas y patronales. No hablan de “chicas” y “grandes”, como clasifica el discurso del actual ministro de Comunicaciones, Oscar Aguad, quien mientras anunciaba el desguace del poder regulatorio del Estado prometía que iban a “ayudar a los medios más chicos”.

Según calculan año a año los censos de ARECIA, los revistas culturales independientes están lejos de ser marginales: en suma, contando revistas impresas y webs, el sector aglutina un promedio de cinco millones de lectores mensuales, y realiza un aporte significativo a la industria gráfica, que en 2016 ascendió a 4.095.703 millones de pesos por mes, destinados a pymes en distintas regiones del país.

Una mirada de conjunto

Como veremos en el capítulo 3, uno de los grandes méritos de la asociación formada en 2011 fue generar la noción de un “sector” de revistas culturales. A ello han contribuido informes anuales realizados a partir de censos entre sus asociadas. Como se explica en el último documento presentado, “su repetición periódica permite trazar series para observar las transformaciones del sector, que son producto de las políticas públicas o de su ausencia, del avance de las corporaciones económicas” y también del trabajo asociativo.

Al principio, la información de esos censos coexistió y se cruzó con la de una base de datos realizada por la Secretaría de Cultura de la Nación desde 2010. No obstante, la salida de Rodolfo Hamawi de la Dirección Nacional de Industrias Culturales, a fines de 2014, interrumpió ese interés gubernamental por las revistas culturales, y tras el cambio de gobierno en diciembre de 2015 desapareció todo rastro de lo trabajado en la web del Ministerio de Cultura. Los informes de ARECIA son prácticamente la única fuente informativa sobre el sector, aún con sus limitaciones:

  • La muestra es representativa, si bien no abarca la totalidad de las revistas culturales. La experiencia indica que entre un 20 y un 30% de las revistas no completan el censo en el tiempo de la convocatoria pero sí lo hacen a posteriori, incorporándose así a los listados de la Asociación. Por ejemplo: el Cuarto Informe analizó 178 revistas, pero meses después eran 220 las revistas registradas en AReCIA. En tanto, en 2014 el censo analizaba 213 asociados pero otros 68 se incorporaron luego del cierre del Informe. En todos los casos, para poder construir una serie comparativa, se toman aquí los números al cierre de cada censo.

Por otra parte, si bien AReCIA constituye la principal entidad representativa del sector, siempre habrá revistas no asociadas, que quedan fuera de la estadística.

Esos informes han acercado una primera radiografía del sector: datos como la periodicidad -la más frecuente es la mensual- y la tirada de las revistas impresas -en promedio, 3100 ejemplares- hasta el esquema de costos, atravesado por problemas estructurales como el acceso al papel, insumo básico que utilizan la mayoría de los editores (salvo las revistas exclusivamente digitales, que crecen año a año) y que presenta aumentos constantes y nunca justificados. Vale decir: sin corporaciones detrás, los editores independientes pagan el papel mes a mes, al contado, sin acceso a financiamientos blandos ni participación en la cuota estatal de papel en lo que refiere a la producción de Papel Prensa.

Otro aspecto interesante es el que apunta a las formas de distribución de las revistas impresas, que revela aspectos dilemáticos del circuito formal -trabajados por Ivana Nitti en la capítulo 5- pero también características que identifican a las revistas culturales. Los editores de revistas utilizan un gran abanico de modalidades para poner en circulación sus publicaciones. Entre ellos, los canales tradicionales -kioscos de diarios y librerías- se muestran como las opciones de menor peso:

  • Las estrategias múltiples de las revistas autogestivas combinan suscripción; presencia en centros culturales, universidades, espacios políticos, comercios, consultorios y lugares afines a la temática de cada publicación (sean ambientes titiriteros, comiquerías, asambleas vecinales o clubes deportivos); participación en eventos (ferias, recitales y otros); y reparto mano en mano. Muchos de ellos dan cuenta, asimismo, de “una inherente cercanía y contacto de los editores con sus lectores”. En el capítulo 8, Sofía Castillón aborda esta cuestión en relación a las revistas de poesía, e identifica en los ciclos y festivales literarios no sólo un ámbito de distribución sino también de formación de identidad y de legitimación.

Los informes de ARECIA han permitido también ver el espesor histórico del sector. Si bien el principal grupo de integrantes está constituido por las revistas creadas a partir del 2011 -el año en que se formó la Asociación-, hay otras que tienen varias décadas, como Actualidad Psicológica (1975), Lilith (1978), Qué hacemos (1979), Tiempo Latinoamericano (1982) o Kiné (1992): han visto pasar los gobiernos y sobrevivido a recesiones, inflación y corralitos.

La cuarta parte de las asociadas a ARECIA, de hecho, preexisten a la crisis de 2001 que para muchos aparece como un momento fundante de la cultura autogestiva. En reconocimiento a esa historia, el capítulo 6 propone un repaso por la producción de revistas desde mediados del siglo XX, como parte de la sistematización de la experiencia política y profesional de los editores sin patrón.

En busca de una definición

Ahora bien, ¿qué es una revista cultural independiente? Estamos, sin duda, frente a un sector esquivo a las definiciones.

Difícilmente pueda encontrarse una formulación única y taxativa que abarque a cada uno de los títulos aludidos en la suma de los textos que componen este libro. Podría haberse ensayado una, y luego excluir a toda referencia que no encajara. Sin embargo, fue adrede incluirlas a todas, en lugar de ceder a un rigor clasificatorio que habría otorgado en tranquilidad al investigador lo que quitaba de dinamismo y diversidad al objeto que nos convoca.

Al no haber un único tipo de revista cultural, plantear una “análisis panorámico” puede implicar una decisión epistemológica más que una falencia investigativa. Desde ese punto de vista se construyó esta compilación. Necesitamos en todo caso definiciones amplias, como la que propone Tarcus (2007) a la hora de construir un catálogo,

incluyendo no sólo revistas de literatura (poesía, narrativa, crítica), sino también otros géneros (como revistas teóricas, de teatro, de cine, de música), así como publicaciones de otras áreas de la cultura: revistas de antropología, filosofía, historia, educación y ciencias sociales en general. Las revistas abiertamente político-partidarias y las político-periodísticas se han catalogado por separado. Se han mantenido aquí, sin embargo, ciertas revistas culturales editadas por corrientes políticas, por ser representativas del campo intelectual argentino (…).

Hay además una afectación histórica en la noción de revista cultural, que no se puede pensar ajena a los contextos. Como veremos en el capítulo 6, hubo momentos históricos en los que lo cultural estuvo particularmente atravesado por lo político, en los que resulta difícil trazar el límite entre las revistas culturales-políticas y las revistas sencillamente políticas.

Por otra parte, si la definición es temática -es decir, si lo que hace cultural a una revista son sus temas-, nuestro universo se expande o se restringe en función del concepto de cultura con el que trabajemos. En un sentido antropológico amplio, las problemas ambientales, las cuestiones de género y el debate político pueden ser consideradas cuestiones culturales. Y así se diluye, o al menos se hace porosa, la frontera entre la revista cultural y la revista de interés general.

En el censo que ARECIA realiza anualmente desde 2012, una de las primeras preguntas refiere a las temáticas de la publicación. El cuestionario virtual incluye posibles respuestas: literatura, artes escénicas, artes visuales, ciencias sociales, humor e historietas, música, arquitectura y urbanismo, género. Entre las opciones figura “interés general”. Y lo más llamativo: ¡es la opción más elegida!, seguida por las revistas sobre “Pensamiento y Política”. Recién después vienen las expresiones artísticas típicamente asociadas al periodismo cultural. La suma de quienes responden “interés general”, “política” y “otro” -es decir, lo más inespecífico respecto a “lo cultural” en un sentido clásico- abarca el 60% de las asociadas. En una primera enunciación suena extraño, pero no si lo pensamos dos veces. A la luz de la historia: ¿qué casillero hubiesen marcado Martín Fierro, Sur o Sexto Continente? ¿Cuál Pasado y Presente o Los Libros? ¿Y El Periodista de Buenos Aires, El Porteño, La Maga?

En otras palabras, la sola caracterización temática resulta insuficiente para definir a una revista cultural. Necesitamos echar mano a otras definiciones, que muchas veces tienen que ver con el tipo de mirada. Para Aníbal Ford, por ejemplo,

el periodismo cultural no se define por el campo -como lo puede ser el periodismo especializado en la literatura, la plástica o el cine-, aunque los influya, sino por una especial manera de ver -que en cierta medida no es ni la específica de la sociología, ni de la antropología, ni de las ciencias sociales, ni tampoco de la estética- cualquier práctica social (…) Esa manera de ver que nos lleva a reparar en las estrategias comunicacionales, en las retóricas, en los sistemas de conocimiento -como construcción de sentido, percepción, memoria, anclaje, conjetura-, tanto en una obra de vanguardia cinematográfica o literaria como en una charla cotidiana, en la invención tecnológica, en los subsuelos epistemológicos de lo político, en la historia de un río, en el humor, en las invenciones para sobrevivir o en cualquiera otra costumbre, mentalidad o como quiera llamársele, ´jailaife´ o ´rante´, referente a cómo razonamos y le damos sentido a la vida y la muerte.

Desde este punto de vista, pues, hacer una revista cultural sería algo así como practicar el enfoque de los estudios culturales -en su sentido más transdisciplinar y más político- en el abordaje y la construcción de una agenda pública. Hay también una vocación de intervención; como proponía Noé Jitrik en un debate sobre revistas culturales realizado en 1992:

…tengo que tratar de explicarme por qué queremos hacer revistas, qué nos mueve, sea cual fuere su destino. A mi me parece que es algo así como una voluntad de participación, un deseo de ser vehículo de algo. Y este sería el aspecto más legítimo de esta estructura que se llama revista de cultura: ser vehículo de algo. Y eso implica un rasgo de generosidad.

Llegados a este punto emergen otras ideas, como la de las revistas como bancos de prueba y las nociones de comunidades y de redes; la necesidad de enfocar las revistas como estructuras de sociabilidad y formas de participación. Otra clave, así, es la noción de militancia o de proyecto de intervención.

En todos esos aspectos subyace una definición donde lo cultural se opone a lo comercial. La revista cultural es una revista que no se construye a partir de la lógica de la mercancía, lo cual no quiere decir que no tenga precio de tapa, o que no incluya publicidad en sus páginas.

En esa oposición a lo comercial hay una proximidad al movimiento de los medios comunitarios, expresión que desde mediados de los ´80 tiende a estar asociada a experiencias de radio. Revistas culturales, radios comunitarias, televisoras alternativas se emparentan en una condición sin fines de lucro y en proyectos que, aún con una gran pluralidad ideológica, intervienen como formas de democratización de la palabra.

En los últimos años, en parte por el peso que tuvo el debate social de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en la definición de la agenda y en parte por el interés que despierta la innovación tecnológica, dentro del campo académico de la comunicación el estudio de los medios estuvo centrado en los audiovisuales.

Basta repasar las ponencias presentadas en las principales jornadas realizadas en 2016. Entre los casi 600 trabajos recibidos que suman el Congreso de la REDCOM -el más numeroso-, la jornada de la Red de Investigadores y el encuentro nacional de FADECCOS, las investigaciones sobre revistas se cuentan con los dedos de una mano. Y en todas ellas, la revista es el lugar donde analizar otros problemas: la sátira política, los discursos sobre el género, el periodismo literario. No hay ningún análisis sobre la práctica profesional del editor ni se encara una economía política de las revistas, problemas a los que buscará aproximarse este libro.

Una ecología de saberes

Como se puede advertir en el apartado que presenta a los autores, casi todos los investigadores e investigadoras que participamos de este libro somos, también, hacedores de revistas. En rigor, podría decirse que las inquietudes que se plasman aquí vinieron desde afuera de la academia. Algo que nos remite a la noción de ecología de saberes propuesta por Boaventura de Souza Santos, que es “por así decirlo, una forma de extensión en el sentido contrario, desde fuera de la universidad hacia adentro. Consiste en la promoción de diálogos entre el saber científico y el humanístico, que la universidad produce, y los saberes (…) que circulan en la sociedad”.

El recorrido realizado dentro de la Universidad Nacional de Quilmes es ilustrativo en ese sentido. Empieza en 2011, cuando con un grupo de docentes, graduados y estudiantes armamos el proyecto de extensión que adoptó el nombre “El sur también publica”, para contribuir a la “construcción y fortalecimiento de redes de medios” gráficos ajenos al circuito comercial. La iniciativa buscaba mapear e iniciar un trabajo conjunto con “periódicos comunitarios, revistas ´de calle´, publicaciones culturales independientes, diarios escolares, etcétera” de la región donde interviene la universidad. Pocos meses antes se había conformado la Asociación de Revistas Culturales Independientes, con la que establecimos una fructífera relación: desde entonces, “El sur también publica” acompañó cada Foro organizado por esa entidad, que en 2016 decidió hacer su encuentro anual en la propia universidad, junto a la sexta edición de nuestra Fiesta del Libro y la Revista. También fue la UNQ la primera institución académica donde se debatió el Proyecto de Ley de Fomento promovido por las revistas culturales asociadas.

En 2013, cuando en una nueva convocatoria de proyectos renovamos la apuesta de “El sur también publica” -con más participantes y más avales sociales-, en el ítem titulado Impacto institucional esperado, escribimos un nuevo objetivo: “Instalar la problemática de la edición independiente y autogestiva de libros y revistas en la agenda académica, propiciando su tratamiento en los cursos donde sea pertinente y la formación de futuras líneas de investigación”.

Desde entonces, cada año la materia de Derecho de la comunicación presenta la situación de las revistas autogestionadas; como también el curso de Periodismo y Géneros Narrativos las ha adoptado como objeto de trabajo con gran interés. En el campo de la investigación, donde las revistas estaban prácticamente ausentes como objeto de estudio, en 2015 se acreditó un primer proyecto vinculado al tema en el marco del programa Tecnologías Digitales, educación y comunicación. Pero fue la convocatoria especial de proyectos “orientados a la Práctica Profesional” para 2016-2017 la que nos animó a proponer una “sistematización de la experiencia político-profesional de las revistas culturales independientes”. Allí advertimos:

(…) Son escasas las aproximaciones que abordan al sector en tiempo presente, atendiendo en forma articulada a la estructura económica del sector, la organización social del trabajo profesional y sus formas de asociatividad. Abordarla de esta manera implica pensar la edición cultural independiente como un movimiento, caracterizado por su diversidad pero también por una acción disruptiva de conjunto en relación al ´mercado´ de diarios y revistas.

En el mismo proyecto escribimos que las prácticas profesionales de este sector “pueden definirse como ´sin patrón´ en un doble sentido: por un lado, por el carácter autogestivo de estos emprendimientos; por otro, por ser espacios de innovación en términos profesionales, que lejos de repetir moldes o esquemas preestablecidos, constituyen laboratorios de nuevas narrativas y estéticas”.

A partir de esas ideas se organiza este libro. La primera parte está dedicada precisamente a pensar la autogestión y la asociatividad de las revistas culturales desde distintos puntos de vista. En el capítulo inicial, Lucas Pedulla piensa una praxis autogestiva que se asocia, en la voz de los actores, a valores de horizontalidad, solidaridad, compromiso, no alienación ni explotación, periodismo digno (un fragmento de este capítulo puede leerse en Revista NaN: http://lanan.com.ar/autogestion-periodismo/). El texto sintetiza los principales aportes de su tesina de licenciatura, uno de los pocos trabajos enfocados en esta temática. Allí, las nuevas formas de convivencia y las formas éticas de trabajo aparecen como desafíos en un proceso no exento de dificultades, asociadas a la perduración de un “habitus salarial” que impregna las prácticas cotidianas.

El desafío tampoco es sencillo desde lo económico, y allí pone el foco el segundo capítulo, dedicado a las estrategias de financiamiento -en muchos casos, de subsistencia- de revistas que, como se dijo alguna vez con ironía, no tienen fines de lucro pero tampoco quisieran tener fines de pérdida. El texto de Gustavo Zanella, además de un análisis de las fuentes de ingreso de los colectivos que editan revistas independientes, confirma dos rasgos característicos del sector: la creatividad y la vocación. A diferencia de los gerentes de las corporaciones que publican revistas, estos editores y editoras dejan la vida en sus proyectos: eso es parte de lo que hace del sector (económico) un movimiento (social), junto a la voluntad de tejer redes y encontrarse con otros, que ha dado lugar a la formación de ARECIA. El tercer capítulo, en este sentido, da cuenta de la asociatividad entre revistas, que no empieza con la organización formada en 2011, aunque la historia encuentra en ésta la experiencia más duradera y afianzada. Y se resume en un lema reiterado: “Nosotros no competimos, compartimos”.

Buena parte de las razones y el trabajo de la Asociación de Revistas Culturales Independientes están vinculadas a cuestiones estructurales que condicionan y asfixian al sector. En la segunda parte del libro, dos estudiantes de la Maestría en Industrias Culturales abordan algunos de esos problemas. Sofía Castillón sintetiza la cuestión regulatoria y repasa distintas leyes y decretos que atañen a los medios gráficos desde la sanción de la Constitución en 1853. La autora incluye en su recorrido al Estatuto Periodista Profesional, una gran conquista de los empleados de prensa, aunque reconoce la dificultad de la legislación para comprender y amparar” el trabajo sin patrón. Por su parte, Ivana Nitti profundiza la problemática de la distribución de diarios y revistas, cuyos mecanismos tradicionales hoy están cartelizados y son una barrera para las publicaciones independientes.

Ambos trabajos son un llamado de atención sobre la escasa regulación del sector, que equivale a la vigencia de la “ley del más fuerte” y atenta contra la libertad de expresión. Vale la pena traer este debate aquí, ya que a diferencia del ámbito del audiovisual y las telecomunicaciones, donde la necesidad de que el Estado intervenga está ampliamente asumida -debido a la finitud del espectro radioeléctrico-, no hay tanto consenso en relación a las industrias de la edición continua. Sin embargo, como hemos planteado en un artículo reciente, tanto el papel como los sistemas de distribución pueden ser considerados facilidades esenciales, según una expresión que tiene más de 100 años en la doctrina antimonopolio norteamericana y que llama la atención sobre los abusos en relación a activos e infraestructuras que son indispensables. Es necesario, pues, un Estado que regule, que fomente, que distribuya los recursos en un sentido progresivo.

El problema del papel tiene larga data para las revistas. En la década del ´40 fue un gran tema la escasez del papel -en su mayoría importado-, que el peronismo intentó regular emulando la interesante experiencia de Lázaro Cárdenas en México, lo que profundizó un estigma por el “control de los medios” cuya aplicación selectiva en varios trabajos de la historia disciplinar aún no sido problematizada seriamente. En los ´60 y ´70, distintas editoriales se ocuparon de problemas en el sistema de distribución, que la mayoría de las veces buscaron ajustar por el más débil: las publicaciones independientes.

Algo de esa historia se recupera en la tercera parte del libro, con un texto que traza un panorama de las revistas políticos-culturales desde la década del ´50 hasta la actualidad. Este largo capítulo es tributario de una serie de clases dictadas en el curso “Revistas Culturales Argentinas” que propuso la Maestría en Ciencias Sociales y Humanidades de la UNQ en el ciclo lectivo 2016, y encuentra un antecedente también en la muestra gráfica “Andamios, barricadas y refugios” preparada para la quinta edición de la Fiesta del Libro y la Revista y convertida luego en itinerante. En esta versión ampliada, más de cien títulos pincelan un mapa siempre inacabado, que se detiene en algunos hitos clave, repara en trayectorias que unen unas etapas con otras, y repone la historia que subyace a muchos dilemas con plena actualidad, incluida la discusión -también inacabada- sobre el carácter “independiente” de una publicación.

La mirada a la historia ayuda a comprender también la gran diversidad señalada antes sobre el sector, que no se define en una cuestión temática y tampoco de escala. Basta desempolvar, a modo de ejemplo, el aporte que llevaron Sylvia Schulein y Soledad Robina al seminario “Comunicación y Pluralismo: alternativas para una década” organizado en 1982 por el Instituto Latinoamericano de Estudios Trasnacionales (ILET) en México, que constituye un hito en los debates sobre comunicación en América Latina. Aquel encuentro constató una multiplicidad de experiencias de comunicación popular  “capaces de hacer de la información un bien social más que un artículo de consumo mercantil”. Por entonces se usaba la expresión “prensa alternativa”. Las autoras señalaron que para el caso argentino:

Existen revistas de dos o tres páginas producidas por grupos de campesinos u obreros que no llegan a tirar 200 ejemplares y hay otras, similares en su formato y calidad a las revistas del sistema, que tienen una circulación de más de 200.000 ejemplares como la revista ´Humor´ de Argentina. ¿Qué es lo que tiene en común ´Humor´ con una revista de barrio para que ambas integren esta dimensión de revistas alternativas? La respuesta es que a pesar de los variados contextos que expresan, estas publicaciones responden a las necesidades sociales profundas, no siempre homogéneas en la medida que incluyen a diferentes sectores sociales, pero planteando situaciones y problemáticas que no son recogidas por los medios dominantes del sistema. (Schulein y Robina, 1983: 156)

Desde esa necesidad profunda es que siempre aparecen nuevas publicaciones. La vocación persiste socialmente. Como escribe Stedile Luna, “las revistas siempre se están haciendo, como fantasía, deseo, planes, índices, o en los trotes tiranos de una deadline”. Cada revista esboza una comunidad. Y si siempre fueron laboratorio, hoy más que nunca, en tiempos del fin del periodismo, son espacios de innovación en el campo de la escritura, de búsqueda de otros posibles, de práctica genuina frente a una profesión devenida en engranaje de operaciones que la exceden.

De eso habla la cuarta y última parte del libro, al analizar las prácticas y las texturas de revistas que ejercen un periodismo digno, publicaciones de poesía que le dan aire a la palabra y otras que despliegan el ensayo cultural para pensar la época. Estas ediciones sin patrón -nos dice Cora Gornitzky- incorporan otra mirada: “Rompen con el periodismo de fuentes autorizadas, inauguran nuevos puntos de vista, relatan desde otra geografía los mismos acontecimientos (…) Con rigor narrativo, con una poética innovadora, con nuevas preguntas, toman riesgos estéticos y políticos para abrir lo que el poder obtura”.

Tiempo atrás, la editora de Mu Claudia Acuña nos dijo en una entrevista: “Para mí este momento es una fiesta: antes, hacer periodismo era repetir una fórmula; ahora, hacer periodismo es crear algo nuevo”. Con este libro queremos contribuir a ese emergente, no por la fascinación que genera la novedad -muy común en la academia- sino por la convicción de que involucra algo profundamente transformador. Apostamos así a esa ecología de saberes que nos confirma la pertinencia social de nuestras prácticas y nos hace proyectar también una Universidad capaz de resquebrajar sus propios moldes.

#DíaDelPeriodista: últimas noticias sobre el trabajo de informar

$
0
0

El día del periodista. El día que cerró la revista Veintitrés. Un día después de la sentencia del juicio por la represión con balas de plomo en la Sala Alberdi en 2013, en la que tres fotógrafos resultaron heridos. Tres días después de que Alelí Acuña, periodista de la agencia Telam, fuera agredida por la policía con gas pimienta en la desconcentración de la marcha del 3J. Hoy, una conferencia reunió en MU a integrantes del sindicato de prensa Sipreba y del Centro de Estudios Legales con periodistas agredidas en contextos de protesta para reflexionar sobre los derechos vulnerados en la profesión y reclamar garantías. Un dato que lo dice todo: en el último año y medio se perdieron 2.500 puesto de trabajo en todo el país.

La conferencia conectó algo que parece notarse sólo ante cada caso: las y los trabajadores de prensa son hoy objetivos concretos para los operativos policiales en contextos de protesta.¿Por qué? Una respuesta posible: son un blanco porque muestran lo que pasa.

Foto: Ramiro Domínguez

Sin protocolos

Un grupo de mujeres organizadas vio el futuro el día previo al 3J, cuando presentó un habeas corpus en el que se reclamaba el cumplimiento de los protocolos policiales en contexto de protesta: que actúe identificada y por orden judicial, que haya efectivos mujeres, que no porte armas ni arroje indiscriminadamente gases lacrimógenos, etc. Buscaban con este habeas proteger el cuerpo de todas las manifestantes de Ni Una Menos.

Habeas Corpus para todas

“Presentamos habeas corpus para que el Estado respete el Estado de Derecho”, comenzó la conferencia Claudia Acuña, periodista de MU y parte del grupo que presentó la medida: “Y reclamaba al Ministerio que se abstenga de portar armas de fuego y de utilizar gases lacrimógenos, que fue justamente lo que hicieron el 3J”.

El habeas corpus fue aceptado. Es decir, estaba vigente al momento de la desconcentración, momento en el que ocurrieron las agresiones policiales. Balas de goma, chorros de agua y gas pimienta fueron parte del kit que utilizaron efectivos de la Federal para supuestamente responder, desde adentro de la Catedral, a un grupo muy pequeño que tenía una particularidad: eran hombres. En ese contexto, fue cuando  Alelí Acuña, trabajadora de prensa de Télam, se acercó para registrar lo que allí pasaba: “Tengo una lente de 50 mm. y eso me obliga a acercarme a la valle para poder hacer una toma de lo que pasaba del otro lado, donde estaba la policía arrojando gases y balas de goma. Cuando enfoco, me tiran gas pimienta, directo a los ojos y la boca. El objetivo puntual era que no sacara fotos”, detalló en la conferencia.

Ana Laura Torna, también de Sipreba y también presente en el sábado en el momento del gaseo policial, agregó: “La policía no actúa sola, sino con una orden. Queremos saber por qué este ataque y por qué a las mujeres. Queremos que se investigue no sólo responsables materiales, sino a los responsables políticos”.

Manuel Tufró, representante del CELS resaltó: “Estamos otra vez frente a una misma  situación de mucha confusión sobre quiénes son las fuerzas responsables: no están identificadas, no sabemos si son de la Federal o de la Ciudad, tampoco quién dio la orden. Es decir, que es difícil determinar a simple vista quién ejecutó y quién ordenó ese operativo. No es casual. Esa situación de confusión garantiza impunidad”.

Alelí Acuña, la fotógrafa de Télam agredida el 3J.
Foto: Ramiro Domínguez

Quien filma a quién

El sindicato SiPreba, por su parte, sintetizó: “No es la primera vez que las fuerzas de seguridad se ensañan contra manifestantes y particularmente contra trabajadoras de prensa- señaló Tomás Eliaschev- Esto tampoco es casualidad: ni bien asumió el actual gobierno, anunciaron un supuesto protocolo de actuación policial en movilizaciones públicas. En realidad, se trató de un mero posteo en Facebook de la ministra de Seguridad. No tiene, por lo tanto, ningún valor legal, pero sí es un claro mensaje a la fuerza policial, de vía libre”.

En la mesa se recordó que aún está pendiente saber quiénes fueron los responsables de la cacería de mujeres: “No sabemos quiénes hicieron las detenciones del 7  y qué paso el 8, cuando en la cacería policial se demostró, además, un perfil lesbofóbico que no podemos tolerar de ninguna manera”.

Manuel Tufró del CELS – organismo que patrocina a tres de las mujeres detenidas arbitrariamente el 8 de marzo- detalló que hay dos causas en curso. Una  tiene como procesadas a las mujeres por resistencia a la autoridad. Otra, es la denuncia sobre el accionar de la fuerza policial ese 8 de marzo, y tiene a estas mismas mujeres como protagonistas, pero en carácter de querella.

Manuel Tufró, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Foto: Ramiro Domínguez

Claudia Acuña retomó: “Tenemos también que tener en cuenta el contexto: son muchas situaciones de criminalización, represión, infiltración y ataques a la prensa en contexto de movilizaciones de mujeres. Se trata, además de movilizaciones protagonizadas por mujeres víctimas de violencias, que salen a la calle a denunciar la inacción estatal. Necesitamos garantizar que en estas marchas el Estado respete el Estado de Derecho, pero también que sus operativos sean claros, precisos, acordes a los protocolos vigentes. No podemos permitir que se vuelva a repetir un hecho así en un contexto de responsabilidades sobre el operativo de seguridad tan poco claras”.

También señaló que en ocasión de entregar en la cancillería argentina el petitorio con 600 firmas exigiendo el fin de la masacre de periodistas mexicanos “fuimos filmados si pudor por la policía. Y en cada marcha notamos lo mismo: policías con cámaras de filmación y fotos. ¿Qué destino tienen esas imágenes? ¿A quién se las entregan? ¿Qué hace con ellas? No lo sabemos. No podemos naturalizar que nos filmen, que haya policías sin identificación, que nos tiren gas en la cara. Y que no nos dejen a las y los trabajadores de prensa, filmar, sacar fotos y registrar lo que pasa en la calle sin poner en riesgo nuestros cuerpos”.

Contexto

La charla retomó el eje inicial: “Con el habeas corpus le advertimos al Estado: no nos toquen. Y nos tocaron. Y eso venimos a señalar hoy: tocaron a una trabajadora de prensa”, dijo Claudia señalando a Alelí. “Venímos a denunciar este ataque en un día especial, que es el Día del Periodista, pero también el día que cerró la revista Veintitrés. Y cada vez que se cierra un medio, se apagan derechos. Cada vez que se cierra un medio están sacando de circulación voces”.

El sindicato SiPreBA denunció que hay un total de 2500 puestos de trabajos perdidos desde que asumió la alianza Cambiemos, a los que hoy se sumaron  los 14  que están en peligro, tras el cierre de la revista Veintitrés por parte del grupo Crónica.

En este contexto, se realizará mañana 8 de junio una movilización, a las 14, desde el Obelisco al Ministerio de Trabajo (sede Callao), bajo las consignas “Basta de despidos. Sin trabajo no hay libertad de expresión”.

Periodismo sin patrón: La Portada, el nuevo medio recuperado en Esquel

$
0
0

Dos grupos de trabajadoras y trabajadores de las empresas Páginas del Sur y El Oeste, en Esquel (Chubut), formaron una cooperativa de trabajo cuyo nombre es todo un símbolo en el actual escenario de cierre de medios, miles de despidos y precarización: Prensa Unida. Ocho personas editaron así el diario La Portada que lanzaron nada menos que el #DíaDelPeriodista y agotaron en dos días. Es el quinto medio recuperado desde diciembre de 2015 hasta hoy. Los desafíos, el frío, la solidaridad, las nuevas agendas y los futuros debates.

María de los Ángeles Alberto sabe lo que es pasar frío. Habla desde Esquel, municipio de Chubut, donde este fin de semana habrá temperaturas por debajo de los 0 grados, y dice: “En un momento nos quedábamos en la redacción, otros en la cocina, pero uno de los días que más recuerdo fue cuando llegamos y nos habían cortado el gas. Se habían llevado las canillas. A eso se sumaba que no teníamos escritorios, sillas. Nos moríamos de frío”.

Ángeles habla de un vaciamiento.

De sueldos impagos desde junio de 2016.

De sus 46 años.

De sus 2 hijos.

De sus compañeros y sus compañeras.

De marchas, de tomas, de changas.

Pero hoy no tirita.

Hoy es una de las ocho personas que el 7 de mayo, #DíaDelPeriodista, sacaron a la calle un nuevo periódico, cooperativo, editado de forma autogestiva que se agotó en dos días: La Portada (http://diariolaportada.com.ar/). No es un medio más, sino el ensamble de dos grupos de trabajadoras y trabajadores que no quisieron quedarse en la calle luego del cierre de las empresas Páginas del sur (donde trabajaba Ángeles) y Diario El Oeste, en Esquel, y hoy conformaron una cooperativa cuyo nombre es símbolo de estos tiempos: Prensa Unida.

“Queríamos festejar nuestro día de la mejor manera”, dice a lavaca.

-¿Cómo?

-Con la gente y sin patrón.

Construir futuro

La cooperativa que edita La Portada cuenta con un staff de 8 personas: cuatro corresponden a Páginas del sur y cuatro a Diario El Oeste. Ángeles era la diseñadora gráfica de Páginas hacía cinco años: “No cobrábamos desde junio del año pasado y, antes, nuestros sueldos llegaban con atrasos. Vivimos muchas situaciones desagradables, mucha angustia, hechos provocados para que nos vayamos”. Eva Herrera, trabajadora en edición: “Iniciamos un proceso de reclamo de salarios en febrero y llegamos a una retención de tareas en junio. Se decidió avanzar en esta medida de fuerza pero el tiempo, las marchas y las asambleas fueron pasando mientras el Ministerio de Trabajo no nos daba ninguna respuesta. En febrero de este año comenzamos a ver qué hacíamos”. Ambas trabajadoras cuentan que Páginas continúa saliendo editado sólo por el dueño: “Son gacetillas que refrita con una muy mala diagramación”.

El proceso en El Oeste fue similar. “La situación económica siempre fue inestable”, dice Sebastián Daher, redactor desde 2011. “Estamos hablando, en ambas experiencias, de empresarios que se acostumbraron a vivir de la pauta publicitaria del Estado, sobre todo del provincial, y lo que pasó es que después del cambio de gobierno, ese flujo se cortó. Ahí empezó a notarse el desequilibrio financiero, pero mientras nosotros estábamos sin cobrar desde enero, los dueños del diario estaban vacacionando en Cuba y en Uruguay”.

Daher cuenta que estuvieron un mes y medio sin cobrar: “Diciembre de 2015 lo percibimos en febrero de 2016: ahí empezó todo. Luego fueron migajas, siempre fuera de tiempo”. Esa situación duró seis meses: el 22 de junio llamaron a paro por tiempo indeterminado. “La situación nunca se acomodó y eso nos llevó a repensar nuestro futuro en el oficio”.

¿Cómo vivieron ese proceso?

-Fue una situación muy compleja. Tengo compañeros con 35 años de trabajo y de experiencia que han quedado en la calle. Estamos hablando de más de 25 familias que se quedaron sin nada por culpa de empresarios que se llevaron toda la plata. Tuvimos más de un año y medio de sufrirla de verdad: sueldos, alquileres, impuestos, servicios. Se hizo muy difícil. Teníamos dos salidas: o nos íbamos a nuestras casas o pensábamos en nuestro futuro. Eso hicimos.

La respuesta a esa inquietud se agotó en la calle.

Darle color al periodismo

Cuentan que recibieron el apoyo de sindicatos, movimientos y organizaciones sociales. Daher: “La gente, los vecinos, nos decían que teníamos que seguir, que le diéramos para adelante. Sin ese apoyo hubiera sido imposible. Eso nos hizo pensar en la posibilidad de armar una cooperativa y de armar un diario que para Esquel es muy novedoso: tiene 24 páginas, 12 a color, cuando en la ciudad nunca se había hecho algo a color. Estamos muy contentos, pero también sabemos que el lector es exigente y, para eso, vamos a tener que ofrecer un producto de calidad no sólo desde la estética, sino también en los contenidos”.

Ángeles: “Fue una decisión unánime: primero porque no podemos dejar a la ciudad sin diario y sin historia. Segundo: nos debemos a la gente por todo lo que nos ha apoyado. Les debemos buena información. Y lo que pretendemos es ofrecer un nuevo producto: se van a escuchar todas las voces, y vamos a abrir un espacio a la comunidad. Siempre nos acercan información. El sueño es que no sigamos siendo nosotros 8: queremos que esto genere trabajo”.

El diario La Portada se convierte así en el quinto medio de comunicación recuperado desde la asunción de Cambiemos hasta la fecha. Los otros casos:

La situación habla del escenario de concentración y precarización que están sufriendo miles de trabajadoras y trabajadores de prensa de todo el país. Un dato: desde diciembre de 2015 se han perdido 2500 puestos de trabajo. El último 7 de mayo es un reflejo de este panorama: en el mismo día del periodista la Revista Veintitrés cerró sus puertas y La Portada salía a la calle. Ángeles: “En este último tiempo el rubro fue muy afectado. Nos tocó: venimos viviendo desde hace tiempo la precarización laboral. Por eso podemos hacer este medio, mejor incluso, porque nosotros éramos quienes hacían el diario”.

El nuevo mundo

Eva Herrera suma un actor importante en el sostenimiento de la lucha, las marchas, los paros y en el apoyo a la conformación de la cooperativa: el Sindicato de Trabajadores de Prensa del Oeste de Chubut, filial de FATPREN (Federación Argentina de Trabajadores de Prensa). “El paso a la cooperativa fue el paso siguiente a la lucha sindical después de un año”, dice. “En nuestro caso el sindicato fue fundamental. De hecho, la mayoría somos parte de la comisión directiva, por lo que el apoyo era completo. Hicimos movilizaciones de cuadras y cuadras porque también sumamos el apoyo de otros gremios. Tuvimos toda la contención posible”.

Eva sabe que ahora comienza otra discusión: algunas organizaciones sindicales no aceptan que haya trabajadoras y trabajadores que no dependan de un patrón sino de un sostenimiento autogestivo. Es más: algunos gremios no consideran como “trabajador” a quien no está bajo relación de dependencia. “Le hicimos esa misma pregunta al secretario general de la Federación: ¿qué va a pasar con nosotros, trabajadorxs autogestionadxs? Su opinión es que la Federación tiene que contener a todos y a todas, pero para eso los sindicatos de base tienen que dar la discusión. Yo, además, soy paritaria por zona patagónica. Mi mandato sigue, porque hay otros conflictos y muchas cosas por hacer, y una de ellas es esta discusión”.

La Portada se publicará todos los miércoles en edición impresa y tendrá actualizaciones diarias en su página web. Allí puede leerse la editorial fundacional: “Ante este panorama tan poco alentador y la necesidad de continuar ejerciendo la profesión, defendiendo nuestras fuentes de trabajo y el sustento de nuestras familias, nos vimos enfrentados al desafío de reinventarnos como profesionales. La decisión no fue fácil porque lo desconocido genera aprensión. Debimos, para iniciar el camino del cooperativismo, superar la desilusión de no tener respuestas a nuestros reclamos por parte de las patronales y de la Justicia que – a la fecha – mantiene una “deuda moral” con este grupo trabajadores de prensa”.

El título no tiene metáforas: “Reinventarse en tiempos de crisis”.

En Esquel confirmaron una vez más lo que ya es una praxis: otra comunicación es posible.

Higui libre: el movimiento de mujeres que la sacó y ahora pide por su absolución

$
0
0

Luego de siete meses de estar presa, la Sala I Cámara de Apelaciones de San Martín otorgó la excarcelación extraordinaria para Eva Analía De Jesús, conocida como “Higui”, quien permanecía detenida desde octubre por defenderse de una violación. Hoy la Asamblea Lésbica Permanente y el Frente por la Liberación de Higui festejaron la noticia frente al Congreso mientras hacían una nueva acción en la calle para pedir su absolución. La voz de esas mujeres que presionaron para liberarla y qué significa el caso según su abogada.

Higui fue atacada el 16 de octubre de 2016 por una patota de hombres que ya la había hostigado con anterioridad, en Mariló, Bella vista. “Te voy a hacer sentir mujer, forra, lesbiana”, le dijo uno de los abusadores que se le abalanzó con intenciones de violarla. Fue entonces cuando, acorralada, Higui se defendió con un cuchillo que llevaba y mató a uno de los 9 atacantes. Uno de ellos hizo la denuncia y la justicia la detuvo en octubre de 2016. Desde entonces y hasta hoy, Higui estuvo presa.

La primera acción por la liberación de Higui emergió el día de la visibilidad lésbica en la que se recuerda a Pepa Gaitán, asesinada por lesbiana, en marzo de 2010. Tal fue la invisibilización del caso que las chicas del movimiento que luego la acompañó todos estos meses reconocen que se enteraron tarde. Desde entonces, las estrategias fueron muchas. Desde encontrarle una abogada que la defienda hasta organizar jornadas de fútbol callejero – deporte que Higui ama- frente a los tribunales. Las chicas en la calle y organizadas lograron mediatizar el caso y que Higui no quedara presa injustamente.

Ana Clara, de la Asamblea Lésbica, cuenta por qué para ellas fue tan significativo el caso que se volvió bandera: “Una de las causas principales es que es un caso de legítima defensa y que sin embargo no se toma como tal. Y la otra característica que para nosotras es central es que es un caso violación correctiva. Para nosotras que nos identificamos con su condición de lesbiana, necesitamos remarcar esto porque por eso le pasó lo que le pasó. Y la justicia lo sabe.”

Hoy un grupo de mujeres se congregó en el Congreso para celebrar la liberación de Higui y reclamar su absolución en la causa que la sigue culpando de “homicidio”. Ana Laura cuenta qué lograron con los pies en la calle: “Para mí lo más importante fue que hicimos redes en todo el país. Acá no se ve pero se movilizaron chicas de Córdoba, Mendoza, del norte y el sur. Organizaciones de lesbianas y otras, todas se movilizaron con la consigna el día de la Jornada Nacional y lograron que se visibilizara el caso en su territorio”.

Entre las acciones que se hicieron por Higui hubo:

  • Un festival el día de la visibilidad lésbica en Retiro
  • El cambio de su representante legal
  • Adhesiones de distintos organismos y personas públicas
  • Torneos de futbol y acciones artísticas como escraches frente a la inacción de los tribunales de San Martín
  • Volanteada en barrios
  • Marchas en el 8 M, Paro Internacional de Mujeres
  • Marcha el 3 de junio con la bandera de Higui
  • Banderas y remeras con su cara para que la gente la conociera
  • El arquero Higuita –a quien le debe su apodo- se sacó una foto con el cartel Libertad para Higui
  • Murales con su historia y radios abiertas donde sus amigas trasmitieran quién es Higui
  • Una Jornada Nacional entre movimientos territoriales de todo el país

“Nos embanderamos con su causa. Hicimos visible su cara en todos lados con los dibujos y su foto. Buscamos que a través de su caso se vea que el lesbianismo tiene que ser aceptado y tenemos que dejar de ser violentadas”, dice a lavaca Paula Caceres, del Frente por la Liberación de Higui: “Veo similitud entre este caso y el de Libertad para Belén porque son cuerpos que están presos porque son cuerpos y decisiones que no son las que elige la mayoría. Belén es una mujer que fue presa por abortar, aunque no lo hizo, y de vuelta se le impone algo a nuestros cuerpos que no está en nuestro poder de decisión, no tenemos libertad de ser. A Higui  la abusaron y la apresaron por ser lo que ella quería ser también. Y en ambos casos juntas pudimos lograr su liberación”.

La defensa

“El fallo de la Cámara de Apelaciones advierte las irregularidades de no recurrir o apelar la resolución de prisión preventiva y que, al principio, había estado con una defensa deficiente y no productiva”, dice la abogada Raquel Hermida a lavaca. “Además, sostiene fundamentalmente que no hay peligro de fuga ni de entorpecimiento a la justicia. La Cámara corrigió así lo que la jueza en primera instancia (Elena Persichini) no supo ver”.

¿Cómo debe leerse este fallo?

-Se ubica en un momento histórico que determina un antes y después en materia de excarcelaciones, donde pareciera que las mujeres son más peligrosas que los hombres. Recordemos el caso de Beatriz López, detenida un año y medio, también en el penal de Magdalena, por matar a su marido en legítima defensa. No ocurre lo mismo con los hombres. En nuestro país hay un exceso en el uso de prisión preventiva y hay mucha gente detenida sólo por las dudas, pero sobre todo ese peso recae en las lesbianas y, luego, en el resto de las mujeres. Recordemos que Higui se defendió de una violación correctiva, es decir, una violación con penetración del falo machista con la intención de cambiar su identidad sexual y de hacerla como ellos quieren que seamos, obligatoriamente mujeres. Este fallo significa que Higui va a esperar el juicio en libertad. Aún no hay fecha: todavía quedan testimoniales y medidas de prueba pendientes, pero hay que agradecer por esta excarcelación de forma fundamental al movimiento lésbico, al movimiento de mujeres en general y, por último, a los medios que supieron escucharnos. Sin duda este fallo significa que a Higui la sacamos entre todas.

Del paradigma del gobierno al paradigma del habitar: hacia una nueva cultura política

$
0
0

El intelectual, activista y periodista español Amador Fernández Savater dice que la crisis de representación en los sistemas actuales no se arregla con un cambio de figuras políticas. Los Partidos ya no tienen el peso que tenían, sumidos en cuestiones electoralistas bajo las reglas de la sociedad del espectáculo, y propone una fuga hacia mundos sensibles donde “laten las potencias capaces de modificar el estado de las cosas”. En ese nuevo paradigma, es posible criar una nueva mirada sobre la realidad y entrar en contacto con puntos de potencia que intensifiquen un principio de vida y acción. ¿Cómo reimaginar la organización en esta época oscura? Publicado en eldiario.es.

Foto: Nacho Yuchark

Crisis de representación, crisis económica, crisis ecológica… No basta con cambiar de políticos. Necesitamos un cambio radical de lógica. Otra cultura política.

Lo que puedes leer a continuación es un ensayo de teoría-ficción. No pretende demostrar nada o decir lo verdadero. Juega más bien en el terreno de la ficción que, como nos enseñan los niños, empieza con algunas palabras mágicas: “y si…”, “vale que…”. Más que describir la realidad o convencer, quiere afirmar una perspectiva que (en el mejor de los casos) puede seducir por su capacidad para barajar de nuevo lo posible y lo visible en un sentido más intenso, útil o gozoso.

Vale que hay dos paradigmas: el “paradigma del gobierno”, en el cual se trata de conducir la realidad desde una Idea o Modelo; y el “paradigma del habitar”, en el que se trata de cuidar y expandir las potencias que ya hay, que ya somos. Estos dos paradigmas figuran sensibilidades, formas de mirar y modos de hacer: no tanto “lugares” (instituciones/movimientos, etc.) como prácticas. En la realidad se entremezclan, entran en conflicto y contaminación, en esta teoría-ficción se presentan claramente distinguidas.

Esta teoría-ficción se leyó por primera vez en verano de 2015 en la Universidad Popular del Campo de Cebada (¡universidad-ficción!) en una charla acotada en 20 minutos. Al texto le ha quedado seguramente por ese origen un carácter algo esquemático y abstracto. Lo puede completar libremente la imaginación y la experiencia de cada lector, ese sería su deseo y su afán.

El paradigma del gobierno

1.

Lo que se ve no es lo que pasa. Si introducimos un palo en el agua, ¿qué vemos? El palo parece doblarse. Pero sabemos que no es así. Los sentidos nos engañan, no son vías seguras de acceso al conocimiento. Para conocer, propone entonces Platón, “hay que arrancarse los ojos”. Es decir, poner entre paréntesis el mundo sensible.

En ese “poner entre paréntesis” consiste la eterna pelea del conocimiento contra la opinión (la ideología, el mito…). El concepto, si es tal (la definición-determinación de la cosa), ni se ve, ni se huele, ni se puede tocar, sólo se puede pensar. “El concepto de perro no ladra”, dice Spinoza. Pensar es ver con el ojo de la mente pura.

Se piensa, pues, haciendo el vacío. Construyendo un “contexto cero” en el que las cosas puedan decirse a sí mismas: un lenguaje como las matemáticas, un instrumental como un termómetro o un microscopio, etc. Si el contexto cero no lo es realmente, es decir, si en el vacío se cuela algo de sociedad o de historia, entonces no escucharemos a las cosas decirse a sí mismas, sino a los prejuicios sociales de la época (el sentido común) hablando sobre ellas. En ese caso, el contexto -nuestra ideología, nuestra identidad, nuestra posición social- pensará por nosotros. Y el resultado no será un concepto o una definición, sino tan sólo un eco del mundo.

Atrévete a pensar (sapere aude) significa: atrévete a dejar de ser un eco pasivo del mundo, una estación repetidora de los prejuicios de la época. La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. La razón teórica es este “discurso de nadie” en y por el cual no habla nadie en concreto, no habla nadie en particular, sino que la cosa se dice a sí misma. Una demostración matemática es así, independientemente del sujeto que la enuncie. Se dice sola, desinteresadamente. Es independiente del tiempo, de los lugares y de las circunstancias: eternamente verdadera o eternamente falsa.

Por último, conocer no es engendrar o crear realidad. El conocimiento no añade ningún pedazo más al patchwork infinito de culturas y costumbres que es el mundo.

2.

Leo que Diógenes (el cínico) fue capturado en el curso de un viaje por mar cerca de la isla de Creta y ofrecido en un mercado de esclavos. “¿Y tú para qué sirves?”, le preguntó su subastador. “Para gobernar”, le respondió Diógenes desafiante. ¿En qué sentido un filósofo -o más bien la filosofía- sirve para gobernar?

La filosofía es un “aprendizaje de la muerte” dice Platón en el Fedón (el diálogo platónico sobre el alma): muerte del cuerpo para que pueda pensar la mente pura. Silencio mortal de las opiniones y los sentidos para volvernos capaces de abstracción. Esto es, de pensamiento.

No hay diferencia esencial entre conocer y gobernar. La razón teórica conoce. La razón práctica hace o gobierna. Decidir libremente es decidir independientemente de lo que opine o desee cada cual. Actuar libremente es “actuar por deber”, explica Kant, es decir “actuar necesariamente”. Hacer lo que debe-ser, lo justo. Ser libres es querer que nuestros actos sean leyes: actos de nadie, es decir necesarios.

Libertad es esta independencia del contexto. Lo que ha de hacerse en cada situación no depende de la situación misma. Sólo tomando distancia con respecto a ella –abstrayendo- podemos hacer lo que debe hacerse. De otro modo, no hay acción libre, sino repetición de alguna costumbre interiorizada, obediencia a algún mandato oculto (de nuestra familia, de nuestra clase social, de nuestra identidad sexual). Ecos del mundo.

Se gobierna, pues, desde un lugar vacío (que ha tenido diversos nombres en la historia de la filosofía: “cielo de las ideas”, “ahí del ser”, “grieta”, “nada”). No se trata exactamente de un lugar físico, aunque se ha buscado instituir (el centro de la asamblea griega o meson, el Parlamento en la modernidad). Es el lugar de las leyes, el lugar de lo universal y necesario.

Gobernar –exactamente como conocer y por las mismas razones- no engendra o crea realidad, no añade ningún jirón más al patchwork infinito de posibilidades humanas, sino que encaja lo que es con las exigencias del deber-ser.

En resumen, gobernar es 1) arrancarse los ojos o aprender a morir (porque lo sensible induce a error), 2) deducir y proyectar lo que debe hacerse (lo justo) y 3) finalmente, aplicarlo sobre la realidad, doblegando el ser a lo que debe-ser. Enderezar la realidad, ponerla derecha (en estado de Derecho, en estado de Ley).

El paradigma del gobierno ha modelado de cabo a rabo nuestro imaginario occidental: para lo mejor (por ejemplo, la declaración de los Derechos Humanos) y para lo peor (esa voluntad de convertirnos en “amos y dueños de la naturaleza” enunciada por Descartes y que hoy esquilma el mundo).

También la transformación revolucionaria, la construcción de una nueva sociedad, se ha pensado (y practicado) desde este paradigma. Y es en este aspecto concreto en el que quiero detenerme ahora aquí.

Desde el paradigma del gobierno, la acción revolucionaria consistía en:

  • -uno, abstraer y modelizar. Deducir teórica o especulativamente lo que debe hacerse (el Plan, el Programa, la Hipótesis), “arrancándose los ojos” para ello, es decir poniendo entre paréntesis lo que hay (el mundo tal y como es, las prácticas ya existentes) porque induce a error (nunca está a la altura del deber-ser, siempre le falta algo).
  • -dos, aplicar y forzar. Llevar a cabo, pensar estratégicamente y disponer los medios según los fines, empujar lo que es hacia lo que debe-ser, combatiendo para ello sin tregua contra los mil obstáculos que siempre aparecen en este camino: la realidad y su tozuda tendencia a desviarse de la línea correcta, los rivales que tienen otra idea de lo que debe-ser, la plebe que se obstina en seguir mirando con sus propios ojos, etc.

4.

El Partido de masas ha sido seguramente el dispositivo por excelencia del paradigma del gobierno en el siglo XX: el lugar vacío, el contexto cero, el ojo de la mente pura desde donde gobernar la realidad. A la cabeza, los teóricos y los intelectuales capaces de arrancarse los ojos y separarse de sí mismos para pensar, los estrategas y los planificadores que “ven más amplio y más lejos”. Más abajo, las masas encargadas de aplicar y de forzar, los cuadros y los militantes responsables de aterrizar las ideas y empujar la realidad.

Sólo juntos, en el Partido, somos libres: capaces de pensar, hacer y decidir por necesidad, independientemente del tiempo, los lugares y las circunstancias. Sólo juntos, en el Partido, nos sustraemos al contexto e imponemos una voluntad al mundo: hacemos Historia. Sólo juntos, en el Partido, nos volvemos capaces de un verdadero desinterés y actuamos como instrumentos puros de lo que debe-ser, de lo justo. La idea-fuerza del Partido, a la vez magnífica y terrible, ha marcado a fuego el siglo XX.

Hoy en día, los partidos ya no tienen seguramente la importancia política, cultural y existencial que tuvieron en su día, convertidos en máquinas puramente electoralistas y subordinadas a las exigencias de la sociedad del espectáculo. Pero su sombra es alargada: la acción política se sigue pensando generalmente como un tipo de intervención que viene desde el exterior; la estrategia, como un ajuste fino entre los fines y los medios; el activismo, como aquella fuerza del voluntad que empuja lo que es hacia lo que debe-ser; la temporalidad política, como un tiempo siempre en diferido: un perpetuo aplazamiento, nunca una plenitud presente, etc. Se puede tener un partido incrustado en la cabeza y en el corazón aunque no se milite en ninguno.

Fugarse del paradigma del gobierno es abrir una bifurcación urgente y deseable. No simplemente por razones de “eficacia” (habría que pensar bien en qué consiste la eficacia en este paradigma). La necesidad viene de otro lado: actuar en el paradigma del gobierno consiste en poner entre paréntesis los mundos sensibles, pero es justamente ahí donde laten las potencias capaces de modificar el estado de cosas. El paradigma del gobierno es un tipo de mirada que quema y desertifica las situaciones donde germinan los posibles que pueden cambiar el mundo. Al partir del vacío, es el vacío lo que siembra en el mundo; al partir de una carencia y de una falta, es carencia y falta lo que extiende por todos lados. Nos insensibiliza hacia lo que tendríamos que aprender a sentir y nos presenta como objeto de control (donde se aplica la línea correcta) lo que tendríamos que aprender a habitar.

El paradigma del habitar

Vamos a llamar “paradigma del habitar” a otra sensibilidad, otra mirada sobre la realidad y otro modo de hacer que:

  • -en lugar de hacer el vacío (o arrancarse los ojos), consiste primero en percibir y “creer en el mundo” como pedía Deleuze;
  • -en lugar de proyectar lo que debe-ser, consiste en detectar y entrar en contacto con los puntos de potencia (energías, fuerzas, intensidades) que ya están ahí;
  • -en lugar de aplicar leyes y forzar-doblegar la realidad, consiste en cuidar, acompañar y favorecer los distintos puntos de potencia.

6.

Creer en el mundo. Descubrimos lo real poblado de líneas de fuerza. Ni vacío, ni “lleno” (saturado, ordenado, completo). Nos descubrimos a nosotros mismos afectados por algunas de ellas. Nos dejamos afectar por otras nuevas, educando una disponibilidad, una apertura…

Partimos de lo que hay, no de lo que debiera haber. Lo que hay puede ser una inquietud, una pregunta, una intensidad, un dolor o un sufrimiento (no asociemos demasiado deprisa la potencia con la “alegría” y “lo bueno”). En cualquier caso, se trata de una fuerza que da lugar, nos pone en movimiento y nos hace hacer.

Partir de lo que hay es, en cierto sentido, una decisión no-libre. Es partir de algo no elegido, ni conquistado, sino de algo que nos pasa (en primer lugar por el cuerpo, como vibración o afecto). Algo tal vez involuntario, incluso “sufrido” o “pasivo”, una presión.

La libertad en el paradigma del habitar no consistiría en la independencia del contexto, como esa libertad que alabamos en un juez neutral, un periodista imparcial o un hombre autosuficiente. Tampoco en el gesto heroico o audaz gracias al cual le damos la vuelta a la situación y le imponemos nuestra voluntad, sino más bien en un cierto saber-hacer con lo que nos hace. (Hay quien propone pensar esa imbricación profunda de dependencia y potencia como el principio de una política en femenino, mientras que la relación estrecha entre independencia y poder sería la marca mayor de una política masculina, viril).

  • Ni arrancarse los ojos, ni aprendizaje de la muerte, sino volver a “creer en el mundo” como lo que tenemos precisamente a la vista (o en la yema de los dedos…). Hacer de esoque pasa y nos pasa un principio de vida y acción.

Detectar las potencias. En lo que vivimos, hay intuiciones que se pueden desarrollar, pequeños detalles que permiten ver todo distinto, encuentros cuyos efectos es posible prolongar. Son como olas capaces de transportarnos, sistemas de madrigueras, energías conmutables. Quiero decir: en cada situación hay un principio de movilidad (o muchos). No es verdad que partir de las situaciones -depender de ellas- nos vuelva ecos pasivos del mundo. En la materialidad de cada situación hay un potencial capaz de llevarnos más lejos. Podemos detectarlo, escucharlo, atenderlo, entrar en contacto y dejarnos llevar.

¿Cómo? Dos indicaciones. Por un lado, hay que darse tiempo. Darse tiempo para ver, sentir, pensar o impregnarnos de la potencia desconocida de una situación. Librarse de la impaciencia, de la insatisfacción constante hacia todo que es el afecto que domina nuestra relación con las cosas en el paradigma del gobierno. Darnos tiempo para aprehender los posibles que nacen o se abren.

Por otro lado, se trata de inventar dispositivos de intensificación para ver-sentir más y mejor lo que hay. “Filmar para ver” es el sugestivo título de un libro del director Jean-Louis Comolli sobre cine. La sensibilidad no es un dato natural, no se trata aquí de ninguna oposición entre naturaleza y artificio. Necesitamos toda clase de artificios y disciplinas que recreen nuestra mirada, refinen nuestra sensibilidad, afilen nuestra atención hacia lo existente. La transformación social es indisociablemente política y cultural.

8.

Acompañar las situaciones. La potencia no crece sola, hay que elaborarla y expandirla. Elaborar significa dar vía y continuidad (con imágenes, con gestos, con palabras, con consignas de acción) a una determinada intensidad que nos atravesó. Expandir significa acompañar la potencia e incrementarla, llevarla hasta donde podamos, compartirla o generalizarla,  reconvertirla o transformarla. Porque lo que simplemente se conserva, se extingue y muere.

Aquí también es una cuestión de dispositivos concretos. Sabemos que hay dispositivos malos conductores de la energía: la bloquean al canalizarla muy rígidamente suponiéndole un autor, un origen, un propietario, un patrón, unos cauces o caminos obligatorios, etc. Son las instituciones del paradigma del gobierno, empeñadas en “enderezar” la realidad. En cambio, los dispositivos buenos conductores de la energía son aquellos que la dejan pasar: regiones de tránsito y no acumuladores. Y la relanzan, prolongan sus efectos e inducen nuevas metamorfosis: transformadores y no estabilizadores.

9.

El paradigma del habitar parte de la pluralidad y autonomía de las situaciones (precisamente el “tiempo, los lugares y las circunstancias” que sobrevuela el paradigma del gobierno).

En y desde el paradigma del gobierno, las situaciones concretas no tienen sentido o valor en sí mismas, sólo en referencia al Plan Estratégico que les da unidad, sentido y dirección. La diversidad infinita de las situaciones se percibe como un obstáculo: “fragmentación”, “dispersión”. Su potencia intrínseca (lo que cada una puede generar, crear, dar lugar) se desdeña y desatiende: su razón de ser está fuera de ellas mismas (son partes de un todo, medios para fines). Es lo que se llama “lógica transitiva” por la cual A no tiene más sentido y valor que el de llevarnos a B. Sentido siempre diferido, exterior, in absentia.

El Partido de masas arraiga en las distintas situaciones (“frentes” o “sectores”), pero no deduce de ellas lo que debe hacerse (¡sería un error óptico!), sino desde una estrategia global y de conjunto. Los militantes de partido aplican, en las situaciones concretas, las respuestas generales. El militante es de hecho este ser siempre escindido dolorosamente: inmerso en los distintos contextos (el barrio, la fábrica), pero sin pensar desde ellos (creer, detectar y acompañar), sino desde Otro Sitio.

Se gobierna desde el cielo, homogéneo y vacío. Se habita en la tierra, poblada y múltiple. En y desde el paradigma del habitar, no hay nada más que el infinito de las situaciones concretas. Cada una de ellas tiene el centro de gravedad en sí misma. No sirven o remiten a otra cosa, ni son personajes en una obra que Otro escribió. Crean sentido, no lo reciben. Y no les falta nada, salvo tal vez atención, tiempo, cuidado y deseo.

10.

¿Estamos condenados, al asumir la multiplicidad y la autonomía de las situaciones como potencias y no obstáculos, a la “fragmentación” y la “dispersión”?

Es la alternativa que se nos propone desde el paradigma del gobierno: “o yo o el caos”. O el Partido –el cerebro de un cuerpo- o la babelización y la entropía. En y desde el paradigma del habitar, podemos reimaginar el problema de la “organización” (y todos los demás: la estrategia, la temporalidad, la disciplina, el compromiso, etc.) desde otro sitio, fuera de esa alternativa: en este caso, como tejido artesanal de potencias situadas.

Hay que afirmar primero lo siguiente: en la piel del habitar (en el conjunto infinito de las situaciones) existen ya mil articulaciones. La piel es eso. Pero cuando sobre la realidad se superponen las ideas de organización del paradigma del gobierno (la “acumulación de fuerzas”, el “frente de masas”), esas articulaciones quedan invisibilizadas, negadas, desatendidas. De nuevo: lo que se ve no es lo que pasa, lo que pasa es lo que debería pasar.

En la tienda de campaña o el búnker (los “lugares vacíos” de la estrategia y la guerra) los generales alucinan sobre un mapa los movimientos de sus tropas. Perono hay tropas, no hay mapa, no hay generales, no hay tienda de campaña. Existe sólo una maraña de relaciones sin centro, un ensamble nunca fijo de miles de articulaciones de piezas singulares.

Mil articulaciones singulares que se tejen artesanalmente (una a una) y desde dentro, es decir, a partir de corrientes de simpatía.

Mil articulaciones que no remiten a un centro ordenador o a un relato unificador, sino en todo caso a ficciones comunes que funcionan como lentes de aumento y amplificadores de lo que hay.

Mil articulaciones entre las que no se puede reconocer el polo activo y el pasivo (intelectuales/masas, núcleo irradiador/pueblo). Los agitadores de la piel son parte de la piel misma, polarizaciones provisionales de su fuerza, liderazgos situados, concretos e internos.

Si el Partido es un dispositivo de filtramiento y exclusión (qué trozos seccionados de la realidad son “verdaderos”, es decir, “sirven al Plan”), desde el paradigma del habitar se trata sobre todo de engendrar y crear realidad, añadir más y más pedazos al patchwork infinito de posibilidades que es el mundo común, multiplicar las relaciones y las conexiones.

Dicho más concretamente: extender y hacer más densa, más rica y más compleja la telaraña de la autoorganización. Habitar plenamente. Poblarlo todo.


Quita de pensiones: la movilización que moviliza

$
0
0

Miles de personas se manifestaron hoy en el Obelisco contra la quita de 83 mil pensiones por discapacidad en lo que va del año, más de 170 mil desde que asumió Cambiemos. Con carteles, canciones y cortando la 9 de julio expresaron con alegría que la pensión es un derecho, y que no se toca. Antes, una audiencia en el Senado juntó a asociaciones con legisladores que se comprometieron a consensuar una medida para frenar el ajuste. Historias, datos y rumores, del Congreso a la calle.

Foto: Nacho Yuchark

La mamá de Micaela Devicenzo empuja la silla que transporta a su hija de 15 años y sonríe de orgullo. Todavía la sala 3 del anexo del Senado está aplaudiendo su intervención en la audiencia con legisladores sobre la quita de pensiones por discapacidad que se celebró hoy, pero ellas se van al Obelisco. Allí las esperan sus amigos, muchos de los afectados por la baja de 83 mil pensiones por invalidez en lo que va del año (170 mil desde que asumió Cambiemos). Esto dijo: “Yo no sé de política como saben ustedes, les voy a hablar de mi experiencia: tengo 15 años y me duele mucho que les estén quitando la pensión a casi todos mis amigos discapacitados. Macri, si estás escuchando esto, ponete en el lugar nuestro: por favor devolvé las pensiones, te lo pido, hay gente que lo necesita. Las medicaciones, los tratamientos salen mucha plata y vos nos lo estás quitando. Nos estás quitando la vida, básicamente. Me duele mucho en el alma, yo soy una persona feliz, lo puede decir cualquiera que me conoce. Pero esto me duele demasiado. Muchas gracias”.

Micaela, 15 años, en el Obelisco. Antes intervino en la audiencia con legisladores. Foto: Nacho Yuchark

Historias salvajes

Micaela fue una de las cientos de jóvenes que convirtieron la plazoleta sobre 9 de julio en mar de gente que luego cortó la avenida. Algunos carteles preguntaban “¿por qué con nosotros?”, otros aclaraban “la discapacidad no es un gasto” y una canción entonó “las pensiones no se pueden ajustar/ defendemos los derechos de la discapacidad”.

Micaela no es una de las afectadas por la medida, pero Diego sí: “A mí me quitaron la pensión en mayo. Me enteré como todo el mundo: yendo al cajero. Pensé que había un atraso, me parecía extraño porque nunca había pasado. Volví a los 3 días: lo mismo. Entonces entré a la página de la Anses, por número de beneficio: nada. Entré con número de dni y me decía “usted no es beneficiario llame al número…”, que es un número automatizado. A mí con hipoacusia las conversaciones telefónicas se me dificultan”. ¿Cuál fue el argumento? “Me dijeron que fue porque 8 meses después de pedir la pensión me casé”. Diego, 50 años, sostiene que la medida del gobierno perjudica no sólo a él sino a todo una cadena: “Al quitarme a mí la pensión tengo que acudir a mi mama, o a mi hermano o a alguien que se perjudica”.

Yohanna sostiene en sus manos el carnet de discapacitado de su hijo Fabrizio, 4 años. Fabrizio padece una enfermedad rarísima que Yohana sintetiza como “ODD” y es otro de los afectados con la quita de pensión. Su madre: “Le quitaron la pensión de 4 mil pesos que los gastaba en kinesiología: no alcanza ni siquiera para cubrir sus gastos. Deberían haber revisado caso por caso”. ¿Y ahora? “Yo a mi hijo lo puedo bancar pero el día de mañana cuando yo no esté, no sé qué va a pasar”. ¿Sabe él? “Sí, sí, sabe todo. Hoy no vino porque está enfermo, pero es consciente de todo”.

A unos metros hay dos mujeres vestidas de payasos que sostienen, sin embargo, un cartel que dice “se nos acabó la alegría”. Sus nombres artísticos son Kunka y Dorotea y trabajan de estimular y divertir a los jóvenes con discapacidad del hospital Tornú. Con ese termómetro aportan: “Lo que está pasando es de terror, primero porque les sacan los derechos. Después hablemos de la pensión, que es mínima, pero lo que representa es un derecho internacional. Dejar a chicos que son cuadripléjicos, electrodependientes sin ese beneficio que no alcanza para nada… Son personas que necesitan traslados, medicaciones especiales, tratamientos especiales, estimulación, rehabilitación. Por respetar las normas del FMI están matando a los más necesitados”.

Kunka aporta: “Y quiero agregar una cosa más: esta gente se pone a decir cosas que son mentiras. Y utilizan a medios de comunicación, pagos, para que esas mentiras las crea todo el mundo. Canal 13, Lanata, Telefé”, enumera.

Yohana, la mamá de Fabrizio, con el certificado de discapacidad de su hijo. Foto: Nacho Yuchark

Mitos y realidades

Kunka se refiere a las justificaciones que ensayaron algunos funcionarios, y que luego se convirtieron en noticias periodísticas. Un caso, el ejemplo que otorgó el presidente de la Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales, Guillermo Badino a Clarín: “Una persona con síndrome de down no es sujeto de derecho de esta pensión. Puede trabajar si lo deseara”. Luego el diario La Nación publicó una nota titulada “Se puede: tiene síndrome de down, trabaja y vive sola”. O el énfasis de Badino en el “manejo clientelar” de las pensiones y los dichos de la ministra de Desarrollo social, Carolina Stanley, sobre el “festival” de pensiones truchas.

Liliana, la payamédica Dorotea, asegura: “Los certificados de discapacidad los da una junta médica, hay que comprobar muy bien y la citan 20 veces a la persona, no te lo dan por correo. Nosotros hemos acompañado muchas veces a personas y sabemos lo que cuesta”.

Alejandro, de ATE Nacional – el gremio que convocó a la audiencia en el senado- trabaja en el área de pensiones del Ministerio. Dice: “Pensiones truchas por ahí hay alguna, las pensiones se manejan con médicos de lugares municipales que por ahí pasan un certificado, pero es lo menos. Si hacen una revisión que encuentren, pero no es lo mayoritario. En todo caso al revés: que primero inspeccionen y den de baja, no que den de baja todo y después inspeccionen”.

En la audiencia el diputado Federico Masso, integrante de la Comisión de Discapacidad, relató: “Entrevistamos en Tucumán a más de 80 personas que perdieron las pensiones y ninguno era un caso mal otorgado como plantea el gobierno. Si para llegar a la pensión tiene que haber un informe, la firma de un médico, ¿por qué no empezar por ahí?”

Eugenio Reati, ex director de la comisión nacional de pensiones (gestión 2011-2015) también desmintió a Badino y Stanley: “En primer lugar hablan de 2 millones de pensiones: nunca existieron 2 millones. Hay 1 millón y medio en el máximo momento en se liquidaron pensiones, de las cuales 1 millón son por discapacidad”. Sigue: “Mienten diciendo que hay demasiados discapacitados para ser verdad: el censo 2010 dice que hay 5 millones que tienen dificultades de algún tipo de limitación, dicho por las propias familias. Por otro lado se dice que nuestra gestión dio 168 mil bajas, también mentira: de mitad de 2014 a mitad de 2015 se produjeron 90 mil bajas, no 168 mil.Y mienten cuando dicen que en Guanaco Muerto, norte de Córdoba, hay más pensionados que población: tomaron mal las referencias”.

Diego, hipoacúsico que perdió la pensión, agrega: “El monto que he visto 10 mil millones de pesos que se “ahorran”, no es ese monto, es más: hay que sumarle lo que se ahorran por medicamentos de enfermedades crónicas que dejan de dar, de prótesis que dejan de dar, acompañamiento asistencial, etcétera”.

Foto: Nacho Yuchark

La audiencia

La audiencia hoy organizada por ATE Pensiones reunió a distintos legisladores con asociaciones y afectados. La idea: “Llegar a un acuerdo para frenar esto”, dice Alejandro del gremio, mientras volantea en la puerta del anexo frente al Congreso.

Alejandro cuenta los números que manejan: 83 mil suspensiones y bajas este año, que dan un total de 183 mil pensiones entre suspensiones y bajas por invalidez y madre de 7 hijos desde diciembre de 2015. Dice que las bajas ya venían de 2016: “Pero entonces no pudimos llegar a los medios, fue camuflado, también era engañoso porque cuando cambió la gestión prometió que no iban a tocar nada. La realidad es que desde enero hasta junio arrasaron con todo”.

En la audiencia en el Congreso se habló de promover un proyecto de ley que plantee la inconstitucionalidad de la medida, se recordó que el Ministerio de Transporte canceló el beneficio de un acompañante en los viajes de personas discapacitadas, la presidenta de la comisión de Previsión y Seguridad Local dijo que se trata de una “persecución y control de todo el sistema previsional” y una mujer discapacitada sintetizó gritando: “Con la plata nuestra se van a Miami”.

Entre los datos que se aportaron hay uno de escándalo: del 4% de puestos de trabajo que deben ser asignados a personas con capacidades diferentes por ley, sólo se cumple el 0,97%. “Se está llevando adelante un manifiesto incumplimiento de una ley nacional”, aclaró Alberto Ciampini, presidente de la comisión de Discapacidad de la Cámara de Diputados, la cual no pudo sesionar por falta de quórum para tratar este tema hace tres días.

Graciela, una de las asistentes al Senado, puso en carne propia lo que deja el incumplimiento de  la ley: “Yo no puedo conseguir trabajo en ningún lugar. Voy a un negocio y no me dan, en cualquier lugar: lo primero que piden es la historia clínica y no te dan trabajo, esa es la verdad. Nombrás el 4% y tampoco le dan importancia”.

Foto: Nacho Yuchark

El falso metrobús

Además de dar marcha atrás con la quita generalizada, desde el gobierno salieron a plantear al revuelo como efecto de una “falla en la comunicación” de la medida. Una fuente del gobierno explicó a lavaca: “Se dieron de baja los casos donde se encontraron inconsistencias. El caso de la chica olímpica (Yanina Martínez, medalla de oro en los Juegos de Río 2016) por ejemplo, ahí se cruzaron 2 bases de datos que tenían sentido, pero como en la identificación tributaria y social no aparece que fue al juego paralímpico, se dio de baja. Eso se rehabilita inmediatamente con un botón”. Sin embargo, la madre de Yanina contó que le dieron de baja la pensión porque su hija consiguió un patrocinio.

Qué hay detrás: “La mejor noticia es que esto finalmente a partir de la crisis de comunicación que se creó es una oportunidad parar adecuar el sistema de pensiones que hoy es imperfecto en muchos sentidos. Hacia lo que estamos migrando es de avanzada y va en línea con la convención y no con el asistencialismo que fue lo que predominó en el modelo médico hegemónico durante tantos años”.

Según el funcionario – que ideó junto a Gabriela Michetti el Plan Nacional de Discapacidad- “después de la tormenta va a venir algo muy muy interesante”. “¿Qué? “No puedo adelantar, pero vendría a ser algo así como el Metrobús de la discapacidad”.

Alejandro, de ATE nacional, cuenta desde adentro. “Lo que interpreto es que con esta reforma a partir de echar trabajadores es meterse con la gente que menos tiene y reducir tareas en la parte laboral. Ahora quieren hacer un sistema todo electrónico y eliminar el papel, y nosotros trabajamos con expedientes: si me pasás el sistema electrónico a través del Ministerio de Modernización, en el paso de ese sistema se caen pensiones y trabajadores. Está pasando con los jubilados, los remedios del PAMI, la caja de la Anses la están vaciando. Es un engaño. Dicen que modernizan pero son políticas de estado que se basan en comentarios o supuestos como si el problema fuese que hay pensiones truchas”.

Mientras, la movilización decide cortar la 9 de julio.

Se arma una larga cola de autos y un motociclista muy alterado, al no poder pasar,  le pregunta a un policía: “¿Y ahora qué mierda quieren?” El oficial levanta los hombros. “¿Quiénes son?”, pregunta. “Los discapacitados”.

El tipo agacha la cabeza, y dobla la moto.

Foto: Nacho Yuchark

Acoplados del Oeste: movilización a tres meses del desalojo

$
0
0

A más de 90 días del megaoperativo de 600 efectivos que dejó a 120 familias en la calle, los trabajadores de la fábrica recuperada en el municipio bonaerense de Merlo se movilizaron hasta el Juzgado Comercial donde tramita la quiebra de la empresa para exigir respuestas: “Vinimos a reclamar por nuestro futuro. Demostramos con papeles y con hechos que podemos trabajar sin patrones”. Los obreros habían conquistado una ley de expropiación que la gobernadora Vidal vetó. Ahora presentaron un nuevo proyecto que espera debatirse en el Congreso provincial. Además, la movilización expuso otra dimensión: qué significa estar en la calle sin un peso y dormir en una carpa durante este período de crisis.

El obrero Fabián Malacalza cumplió 44 años el 14 de junio. “Pasar el mediodía y la tarde con mi hija me llenó”, dice a lavaca frente al Juzgado en lo Comercial N°20 en la Ciudad de Buenos Aires, a más de tres meses del megaoperativo de 600 efectivos que desalojó la fábrica Acoplados del Oeste, en el municipio bonaerense de Merlo, recuperada por 120 trabajadores que habían conseguido la expropiación en el Congreso bonaerense que la gobernadora María Eugenia Vidal vetó. Lo dice en medio de bombos y redoblantes que suenan frente al juzgado donde tramita la quiebra de la empresa, en una acción realizada para visibilizar el conflicto y gritar un concepto que habían comprobado hasta el desalojo: trabajar sin patrón.

“El año pasado pasé mi cumpleaños adentro de la cooperativa”, dice con una sonrisa. “Pudimos hacer una torta y estaba todo bien, pero este año no me importó la torta, no me importó nada, sólo quería estar con ella, porque podía comprar algo para festejar. También con mis compañeros. Si hoy sigo en pie, sólo es por ella y por ellos”.

Otro de los trabajadores, Luis Becerra, habla en medio de bostezos. Es uno de los trabajadores que se queda durante las madrugadas en la carpa que montaron en la puerta de la empresa, sobre la fría y bulliciosa ruta 200. “Dormí cuatro horas”, dice. Su turno es de 19 a 6 de la mañana, pero hoy se alargó ya que a las 10 se subió a un micro para venir al Juzgado. “No es fácil esta situación. Después del desalojo, no aguanté. Me aparté por un tiempo. Hoy no sé si te puedo decir que la estoy bancando, porque económicamente la estoy sobreviviendo. Lo poco de ingreso va para mis hijos y sus útiles. Queremos un final, y que sea el mejor”.

Por eso, pese a todo, están aquí.

El desalojo y los botines

Acoplados del Oeste ya había sufrido otros desalojos, pero  120 trabajadores lograron la puesta en marcha de la empresa  y había conquistado una ley de expropiación votada hasta por funcionarios de la alianza Cambiemos en ambas cámaras de la Legislatura bonaerense, pero la gobernadora María Eugenia Vidal la vetó. La amenaza de desalojo no tardó en caer, pero la cooperativa logró frenarla por 90 días que luego se prorrogaron. Una vez caída, la orden de desalojo (“orden de lanzamiento”, según el amigable léxico judicial bonaerense) se concretó el 3 de marzo de este año con un megaoperativo policial que combinó más de 600 efectivos de Infantería, Policía Bonarense y Policía Local. La medida sumó el repudio de vecinos, vecinas, partidos políticos, organizaciones sociales y diversos sindicatos.

El desalojo había caído a dos semanas del vencimiento de la quiebra de los exdueños de Pedro Petinari e Hijos, pero el juez de concurso, Eduardo Malde, aún no dictaminó. Fernando Rojas, 43 años, 11 en la empresa trabajando en el sector de bateas: “El desalojo nos perjudicó mucho. Con la edad que tengo, yo salgo, voy, pido laburo y no pasa nada. No sale una moneda. ¿Qué quieren hacer? La familia atrás, pesa. Me dicen que no venga, pero sé que pelear por esto es plata para nuestra casa. Tengo que llevar el pan. Mi señora no labura. Tengo un nene de 3 añitos que no podemos dejar solo. Otros dos, de 15 y de 12, por suerte me apoyan”.

Los trabajadores ingresaron al Congreso bonaerense un nuevo proyecto de ley de expropiación, esta vez con la firma de Fernando Navarro (Movimiento Evita), que a diferencia del primero cede una parte de las 15 hectáreas del terreno de la empresa. Jorge Gutiérrez, presidente de la cooperativa: “Sólo queremos lo que es nuestro: la fábrica y las maquinarias”.

Dardo Gerez, 40 años, 7 trabajando en el sector soldadura en puerta, es otro de los obreros que se queda durante las madrugadas: “Estamos sufriendo. Uno piensa a veces, a las 3 de la mañana, que esto iba a ser mío y de mis compañeros, porque yo quiero trabajar, el futuro para mi familia, pero hoy tengo que llevar dinero a mi familia, a mis tres hijos, y no puedo”.

Se quiebra. “Es re feo, loco. Disculpá que me quiebre, yo sólo quiero pelear por el futuro de ellos, que estudien. Por culpa de estos empresarios ahora tengo deudas con el colegio. Y eso es una mierda. ¿Sabés qué? Mi pibe enganchó jugar en Deportivo Italiano, el viernes llega y me dice: ´Pa, no puedo jugar porque no tengo botines´. ¿Sabés el bajón que es para mí? Tuve que pedirles ayuda a mis hermanos. Quiero comprárselo yo, y no puedo: estoy quebrado”.

Por eso, pese a todas las lágrimas, están aquí.

Partido jugado

Malacalza cuenta que hay un desgaste evidente después de más de tres meses en la calle y que no todos los compañeros pueden soportarlo: “Por la familia, por cómo está el país, por muchas cosas, pero aunque sea pasar un rato y tomarse un mate con un compañero. Eso es lo que buscan estos empresarios. Nosotros podemos seguir trabajando tranquilamente, porque lo demostramos con papeles y con hechos: podemos trabajar sin patrones. Hace tres meses que ellos tienen tomada la fábrica: si hubieran querido reactivar, habría fila de miles de personas. Llamaron a 200 excompañeros que echaron, y 198 les contestaron que no. Nadie quiere, porque saben que es una pantomima: después de 3 o 4 meses van a vender todo. Nosotros queremos la fuente laboral o la plata que nos corresponde”.

A la salida del juzgado los trabajadores realizaron una asamblea en el auditorio del Hotel Bauen, símbolo de las empresas recuperadas en Argentina. Jorge Gutiérrez: “Hoy vinimos a reclamar nuestro futuro. El juez nos recibió personalmente y eso es bueno. La charla fue sincera: nosotros no sólo queremos nuestra indemnización, sino mantener las fuentes de trabajo”. Cuenta que los tiempos procesales -feria judicial de por medio-, pueden alargarse: “Los tiempos no nos son favorables porque seguimos en la calle. La lucha hoy tiene que ser de otra manera: la respuesta es de cada uno y tiene que ver con qué queremos seguir haciendo. Salimos a ganar el partido, hoy estamos en un entretiempo: no lo perdimos ni ganamos, pero depende de nosotros. Hay desgaste, pero no se olviden que la lucha es para todos”.

Por eso, pese a todo, hoy están aquí.

Continuará.

Rosario: avanza la causa por la muerte de la bibliotecaria

$
0
0

En una audiencia celebrada hoy en los tribunales rosarinos el juez Carlos Leiva consideró que hay sospechas suficientes para continuar la investigación y aceptó la querella de la hija de María de los Ángeles Paris, Erika,  pero no de sus hermanos, Guillermo y Claudia. Asimismo aceptó la perito de parte propuesta por la querella, que será la encargada de realizar una autopsia sobre Paris. “Así esperamos obtener algún dato más, aunque no sabemos si lo vamos a tener, porque el cuerpo no fue bien conservado y ya pasaron 43 días”, dijo a lavaca Sebastián Sancevich, quien quedó a cargo de la querella como parte del equipo jurídico de la APDH y la Cátedra de Crimonología, junto a Enrique Font.

La hija de María de los Ángeles Paris.
Foto: Camila Villaruel

Según reconstruyó esta querella, María de los Ángeles Paris luego de salir de su trabajo estuvo en la comisaría 10° de Rosario, donde sufrió “malos tratos, tratos inhumanos y crueles”: “Fue privada ilegítimamente de su libertad e ingresada a la seccional contra su voluntad, luego esposada y dejada en un recinto donde finalmente murió”, dice Sancevich.

#JusticiaPorMaría: el grito en Rosario por la muerte de la docente en la Comisaría 10

Por su parte los efectivos involucrados fueron hasta ahora entrevistados, y ayer el abogado Dr. Carbone dijo que no había tipicidad para continuar la investigación y rechazó los pedidos de la querella que, sin embargo, fueron validados por la fiscalía y el juez. “Es importante la aceptación parcial de la querella y la perito, hubiéramos querido la aceptación total incluyendo a los hermanos, conforme a la jurisprudencia y tratados internacionales”.

El abogado de la familia, Sebastián Sancevich, y el hermano de María de los Ángeles.
Foto: Camila Villaruel

¿Qué hipótesis manejan? “Nosotros no tenemos conclusiones. Hoy en día queremos el esclarecimiento de los hechos y la familia quiere saber lo que pasó. Esto recién empieza: estamos recolectando la prueba”.

¿Qué pasó con la bibliotecaria que fue a denunciar y terminó muerta en la comisaría?

Solos y vigilados: cómo es hacer periodismo en México

$
0
0

Un capítulo más que evidencia la artillería pesada del narcoestado mexicano contra el periodismo y los defensores de Derechos Humanos: luego del asesinato del periodista  Javier Valdez y antes de la investigación del New York Times que revela cómo el Estado mexicano espía periodistas, en la última edición de MU la periodista uruguaya radicada en México Eliana Gilet escribió este relato narra el espionaje en primera persona.

Una investigación del New York Times reveló cómo el Estado Mexicano espía a periodistas, activistas de Derechos Humanos y familiares de desaparecidos de manera ilegal.

Agencias gubernamentales mexicanas invirtieron en 2011 80 millones de dólares en Pegasus,  un software desarrollado por la empresa israeli NSO-Group  que permite infiltrar celulares y monitorear a los usuarios, accediendo a mensajes y comunicaciones, como también al micrófono y cámara del aparato.

La investigación revela huellas de ese software en teléfonos de periodistas, activistas y abogados que investigan la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Si bien aún no se sabe de dónde provino el hackeo, desde la empresa israelí afirman que su servicio es ofrecido exclusivamente a agencias gubernamentales, por lo cual no deja muchas dudas sobre quién está detrás de estas infiltraciones ilegales.

Un capítulo más que evidencia la artillería pesada del narcoestado mexicano contra el periodismo y los defensores de Derechos Humanos. En la última edición de MU, luego del asesinato del periodista  Javier Valdez y antes de esta investigación del New York Times, la periodista uruguaya radicada en México Eliana Gillet escribió este relato narra el espionaje en primera persona.

Solos y vigilados

Crónica desde México. El espionaje y la infiltración a quienes reclaman por los desaparecidos. Y lo que explicó el último periodista asesinado, para entender el oficio. ▶ ELIANA GILET

Desde que desperté los ojos me pesan como si los párpados trajeran agua, la nuca está rí- gida y la tensión se alojó para siempre bajo mi omóplato izquierdo. Los dedos me temblequean si no tecleo. Mi compañero, ansioso fotógrafo primo hermano de un cable pelado, se rehúsa a salir de la cama. Está triste y enojado, dice. Nos ladramos en vez de hablarnos, nosotros que siempre supimos tratarnos tan bien. No es tan grave, digo, porque parece poco el año que llevamos reporteando lo que pasa en México desde sus calles, y no desde sus escritorios. No es tan grave, pienso en la mañanita, cuando volvemos a dialogar, porque aún no somos adictos a los antidepresivos y al alcohol, aún no somos cínicos sin remedio, descorazonados por la tragedia y el rencor, por la falta de consuelo. Estamos lejos de casa, lejos del santuario que es la Ciudad de México, aunque después de que mataron al fotógrafo Rubén Espinosa esa idea ya no se la cree nadie.

Tampoco le cree nadie a Enrique Peña Nieto cuando se roba nuestras palabras y las devuelve vacías en cadena nacional, desde la residencia de Los Pinos, con todos los gobernadores y funcionarios, después de que las marchas le coparon el país. Su respuesta fue plagiarnos. “No se mata la verdad asesinando periodistas”, dijo con voz de un muerto que lee feo. No supimos si reírnos o llorar porque nos arruinó una consigna para siempre.

El asesinato de Javier Valdéz nos encontró cubriendo la Primera Caravana Internacional de Búsqueda en vida de personas desaparecidas, organizada por familias que buscan en cárceles, servicios forenses y hasta entre las trabajadoras sexuales a ver si alguien reconoce a quienes llevan en las fotos colgadas del cuello. Hacen lo que la justicia no. Como Miriam Rodríguez, una madre que investigó el paradero de los restos de su hija desaparecida, y logró encarcelar a una decena de sus apropiadores. Fue asesinada por un comando armado en su casa en San Fernando, Tamaulipas, el día de la madre.

Ernesto Álvarez

Al llegar la caravana a cada ciudad, se marcha. Los tres periodistas que cubrimos uno de los movimientos más importantes de este México herido, freelancers precarios de recursos escasos e ingenio inversamente proporcional, decidimos marchar detrás de las madres, de negro, con carteles que dicen que estamos hartos, que nos dolió que mataran a uno de los maestros, de los buenos y solidarios, como nos duelen todos, pero este un poquito más.

Nuestro papel de observadores nos permitió reconocer que ese tipo que nos siguió, que tomó fotos de cada uno de los que estábamos en la marcha, era un infiltrado. Uno de los marchantes lo increpó por su actitud. Le reclamó que borrara las fotos, que para quién trabajaba. Lo había mandado la Inteligencia del Ejército Mexicano.

Tres días antes, en la marcha en Torreón, pasó lo mismo. Pelo a rape, lentes de sol, ropa gris, me lanza una foto. ¿Por qué me fotografía?, le pregunto. Que tiene un familiar desaparecido, me dice, que vino con el de la camioneta. Mi compañero corre y confirma que nadie lo conoce. Las madres lo rodean, el tipo saca un carnet de la Secretaría de Defensa Nacional, vigente. Un militar en funciones.

Dos días después, entre las fotos que las madres ponen en el piso para que la gente diga si ha visto a alguno de sus hijos, otros dos jóvenes preguntan dónde se aloja la caravana y ante la presión de ellas, que desconfían, revelan que forman parte del Centro de Investigación y Seguridad Militar.

Ernesto Álvarez

Es en Monclova donde llega a un punto cúlmine la vigilancia. Mismo modus operandi: fotografiar a todos. Pero este infiltrado pasa una línea: se acerca a uno de los organizadores de la Caravana y lo entrevista diciendo ser un periodista principiante. Minutos más tarde es rodeado por policías municipales –la corporación más permeada por el crimen organizado- que lo esposan. “No se pasen de lanza tampoco”, les grito desde el tumulto, porque no puedo olvidar que a muchos de los que miran desde las fotos en el piso se los llevó esa misma policía. Cuando lo suben a la camioneta, el detenido le dice por lo bajo a un policía que se lo lleven. ¿Un detenido pidiendo que lo lleven? El coronel Victorino Reséndiz Cortés le arrebata el teléfono y lo entrega a los familiares. Además de las fotos de la marcha, enviadas a un chat con el nombre “trabajo”, hay una foto suya vestido de verde. El periodista principiante es otro militar infiltrado.

Más datos en el celular: en la conversación se da nombre y foto del coordinador de la marcha, se señala “al puto de los derechos humanos que nos viene sacando fotos” y se descubre finalmente a quién reporta el infiltrado: el C4, centro de comando y vigilancia integrado por militares y policías al servicio del Estado mexicano. El mismo C4 que en la masacre de Ayotzinapa seguìa cada movimiento de los estudiantes y, milagrosamente, perdió todo registro del momento en que los policías se llevaron a los 43 normalistas, que siguen desaparecidos desde 2014.

El coordinador de la caravana insiste en que se lleve al infiltrado ante la fiscalía local, donde confirman que es un militar activo dedicado a tareas de vigilancia. Se presenta el segundo jefe del batallón de Frontera Coahuila, Pablo Muñoz, diciendo que lo que hacen no es espionaje porque se trata de un evento público y que sus agentes van de civil para protección de su gente del Ejército, como se hace incontables veces.

Ernesto Álvarez

La conversación de whatsapp a la que envió las fotos de las familias de desaparecidos tiene más imágenes de otras marchas. El infiltrado es un especialista en vigilar cualquier movilización social en la aterrorizada ciudad de Monclova.

Entre las fotos que el infiltrado –el soldado Celso Arbona López, 35 años-, envía a su superior inmediato al que le rinde cuentas, hay un montón de videos pornográficos.

Antes, el día en el que lo habíamos conocido, Javier Valdéz nos explicó algo que no hemos podido sacarnos de la cabeza: “El buen periodismo está solo, la sociedad no lo abraza y por eso, nos pueden seguir matando”. No le preguntamos al maestro de la crónica sinaloense si él sentía miedo a morir, o si le costaba dormirse a veces de todo lo que le quedaba en la mente. No le preguntamos nada por lo acelerados que estábamos al haber llegado a la cuna del narcotráfico mexa: el estado de Sinaloa. Era enero. También acompañábamos a la Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Otro logro de las familias, salvo que ellos se han vuelto expertos rastreadores de fosas clandestinas.

Valdéz nos citó en su café de siempre, en Culiacán, cerca de la redacción de Río Doce, el semanario cooperativo que fundó junto a otros dos periodistas –Alejandro Villareal e Ismael Bojórquez- para seguir haciendo el periodismo de investigación que necesitan estos tiempos violentos. Desde el 15 de mayo, cuando dos encapuchados le dispararon doce tiros a quemarropa, en su mesa de siempre, la número 9, descansan un diario, una flor, y un café cargado que espera que llegue con su sombrero y su oficio de sabueso, a sentarse a degustarlo y conversar.

Cierto que la muerte es la mejor agencia de publicidad que se ha inventado, pero Valdéz ya se había ganado el amor de un pueblo, a fuerza de profesionalismo y calidez humana.

Nos dijo que hacer buen periodismo es hacer periodismo y punto, y que para tratar con el narco había que hacer como con todo: saber en qué suelo estás pisando. Confirmar la información con una base amplia de fuentes y, sobre todo, entender que hay cosas que uno no va a publicar.

Ernesto Álvarez

“La autocensura es sobrevivir, una forma de no rendirse. Aunque no haya en Sinaloa una intromisión en la redacción o una atmósfera amenazante, aprendes a no cruzar una línea. Si una fuente pasa un dato, pero a ese ni el Ejército lo toca, ¿qué hace uno? Pues no lo publica. La decisión es saber qué parte de la historia no vas a reportear. Apréndete esto: aquí ser valiente, es ser pendejo”.

Nunca como en esta semana entendimos el miedo y el rigor que significa reportear en estas tierras en guerra. Una guerra que nadie quiere salvo los militares y los sicarios, los profesionales de la muerte y la mentira. Los enemigos del periodismo y punto, que, paradójicamente, son los únicos que no nos dejan solos.

Las Ramponi: el folklore del humor

$
0
0

El humor inocente, el comentario travieso, las historias de la gente de su pequeña ciudad, sus propias historias de amores contrariados, todo conspira para que la sonrisa mute en carcajada con el show de Las Ramponi. Humor, sanguches de mortadela y canciones para reírse a pesar de todo. Todos los viernes de junio a las 20 en el Camarín de las Musas, y los sábados de julio a las 21.

Foto: Lina Etchesuri

En un escenario adornado con banderines y lucecitas de colores hay cuatro mujeres con faldas largas, ponchos, gorros coyas y una de ellas -la figura destacada-  luce prolijas trenzas negras que casi le llegan a la cintura. A simple vista se puede deducir que provienen del Norte argentino. Luego sabremos que son oriundas de Añatuya, Santiago del Estero, y que el intendente, presente en la sala, colaboró con los pasajes para que pudieran llegar a la gran ciudad. La estrella de la noche es Miriam Cardozo, una joven que dejó su ciudad natal y llegó con su “mochila cargada de sueños” -así lo recuerda emocionada-, para conquistar la Capital.

Miriam se brinda con entusiasmo a su público, entona un repertorio que incluye zambas, chacareras y gato y presume de su talento para el arte del canto. Está acompañada por dos músicas, “la Norma” y “la Mónica”, que tocan guitarra, bombo y flauta. Ellas son las Golondrinas del Monte. Tienen una asistente, “la Evangelin”, prima de Norma, quien recibe al público, pasa la contraseña del wifi, entrega números para el sorteo de distinguidos premios y tiene la tarea de amenizar la velada con el reparto de sandwichs de pan francés y mortadela. Los vegetarianos no quedan excluidos: hay un menú especial de chizitos. Un pingüino blanco con vino tinto recorre las mesas y descomprime las individualidades. A esa altura todos nos sentimos como en casa.

Show musical de Miriam, folclore y hasta flamenco y rap, invitados especiales, relatos de historias de pasión y locura, chistes de las Golondrinas, la varieté recorre momentos de dramatismo, ternura y picardía, la risa estalla y Las Ramponi ya se ganaron nuestro corazón.

Foto: Lina Etchesuri

Este cuarteto femenino arrancó en 2011 con dos de las actuales integrantes, Fiorella Cominetti y Clara Maydana. Con su show Cuando ya no importe, participaron de varietés hasta que  por sugerencia de una amiga convocaron a Carolina Ferrer para el rol de cantante.  Al regreso  de un viaje a Europa que se había ganado, Carolina aprendió las canciones y sin ensayo interpretó a Miriam Cardozo en una función en el Ecunhi. Con aires de diva, exhibe orgullosa su saco de leopardo y pide ginebra con Manaos cuando se retira al camarín; expresa su recelo cuando sube al escenario la cantante invitada, que varía en cada función. “Cantá más bajito que este es mi show”, le dice a Micaela Farías Gómez.

La última incorporación fue Julieta Filipini: necesitaban alguien que oficiara de asistente para repartir panchos y rifas, aunque no sólo esa es su intervención en la obra sino que también demuestra sus cualidades artísticas. Toca el bombo, la flauta y rapea con “la Mónica”.

Foto: Lina Etchesuri

“Queremos hacer hincapié en lo festivo. ¡Venite a la peña a tomar un vino. Si es una primera cita de Happen o Tinder es ideal. ¿Estás  medio deprimido? Andá a ver a Las Ramponi. Si es tu cumpleaños, andá a festejar con Las Ramponi. Si te separaste, anda a ver a Las Ramponi!”, alientan la cuatro. Fiorella: “Para nosotras este espectáculo es la mejor versión que hemos hecho, podría mejorar, podríamos sumarle un montón de cosas pero tenemos ganas de que ese material repose y poder generar algo nuevo como grupo”. Clara: “Con Fiore teníamos esa idea de que sea una peña, un show donde haya una figura del folclore muy reconocida, que en realidad no la conoce nadie, pero ella cree que sí. Se fue armando con el correr de las funciones y con el público”.

El humor inocente, el comentario travieso que las hace sonrojar, las historias de la gente de su pequeña ciudad, sus propias historias de amores contrariados, conspiran para que la sonrisa mute en carcajada. De las cuatro, Julieta es la única porteña, Clara nació en Chajarí, Entre Ríos, Fiorella en de la periferia de Santiago de Chile y Carolina en José Mármol, conurbano bonaerense. Ese mundo de la infancia alejado del vértigo de las grandes  ciudades, con anécdotas de pueblo y vecinos que prestan el teléfono, aparece en el show.  Clara: “Son cosas que pasan en lugares más chicos, la realidad lo supera siempre y es mucho más graciosa de lo que a una se le pueda ocurrir. Somos un poco chicas de pueblo.” Caro: “En mi caso, cuando era chica, los fines de semana eran para ir a pescar. Estamos atravesadas por eso”.  La ingenuidad de los personajes es una virtud que destaca Fiorella: “Estos personajes van para adelante con todo, no les importa nada. No tienen los prejuicios del buen comportamiento, se  conectan con su deseo, si le dan ganas o no le dan ganas”.

Las cuatro Ramponi son actrices, directoras, dramaturgas, productoras y músicas del show que fueron consolidando en estos años de trabajo juntas. Eligieron ese apellido porque suena a familia y eso las entusiasma y las inspira a la hora de darle forma a su creación. Simpatizan con lo trash, admiran la impronta de Alejandro Urdapilleta, Humberto Tortonese, las Gambas al ajillo y les gusta la técnica de improvisación. Si bien no es una obra improvisada, la propuesta del grupo y el espacio descontracturado dan lugar a que surjan situaciones a las que cada personaje le saca el jugo.  Fiorella: “Hay mucha confianza entre nosotras en el momento de actuar, nos reímos mucho atrás del escenario, nos tentamos de lo que dice la otra, lo pasamos muy bien. En la primera temporada de esta formación hicimos dos o tres meses sin estructura, cada función era probar una diferente hasta que llegamos a la actual”.

Foto: Lina Etchesuri

Una de las claves que ponen en práctica para trabajar en armonía es hacerlo sin secretos. Plantear dudas y evaluar juntas los problemas, entender que si surgen discusiones es por estar atentas al trabajo grupal, les permite superar los roces personales. “Es una familia elegida, te muestro lo peor de mí, pero seguimos acá, es un aprendizaje fundamental. Le escapamos al ‘yo me sentí’,  esto es trabajo, estamos hablando de eso, nos tomamos en serio lo que hacemos y no nos vamos por la tangente con pavadas. Si hay algún problema nos tomamos un vino y lo charlamos”, cuenta Clara.

Julieta es actriz, estudió guitarra, canto, danza contact, trapecio y yoga. Carolina forma parte de una familia de músicos, es actriz, toca el bajo, canta desde chica y cuando fue convocada para interpretar a Miriam Cardozo comenzó a formarse más como cantante. Clara arrancó al mismo tiempo con el teatro y la guitarra, toca charango, forma parte de un dúo de chamamé, es clown, fanática de los festivales de Cosquín y se siente cómoda componiendo y haciendo humor con la guitarra. Fiorella estudió teatro en Chile, Artes combinadas en la UBA, toca la flauta traversa en una big band, da clases de flamenco y en algún momento estuvo a punto de iniciar un profesorado de matemática. La impunidad que le da el personaje de Mónica  le permite acercarse a chicos del público y en alguna oportunidad pidió el teléfono. “Si fuera así la vida, qué lindo que sería, los personajes nos habilitan y el otro también se descoloca. Queremos algo y vamos para adelante, no somos débiles. En lo personal me hace bien encarnar este personaje, me siento más desenvuelta para encarar hombres, voy y veo si funciona y si no, a otra cosa. Hay que romper con las etiquetas de la puta, la fácil. Yo tengo referentes de mujeres fuertes que viven en el campo y pienso en todas esas mujeres, en vivir liviana y no enroscarse”.

Foto: Lina Etchesuri

Si bien asumen que es difícil consolidar un grupo de artistas independientes y mantenerlo en el tiempo sin apoyo estatal, agradecen no tener jefes y hacer lo que las hace felices.

Compusieron juntas el tema de la amistad, “Aire de gato” que cantan en la despedida del show.  Clara propuso los acordes y sobre esa base debatieron la letra. ¿Qué no puede faltar en un día compartido con amigas? Alegría, música y farra que desparraman el alma, tirar piedras en el río, robar mandarinas, comer locro, jugar al truco y tomar mate, “embarradas, re mamadas, volvemos a la madrugada”.  Compañeras de trabajo, amigas, cómplices arriba y abajo del escenario, Las Ramponi proponen celebrar el gozo de juntarse y compartir lo cotidiano. Con un vino y un abrazo, como dice la canción, nos invitan al paraíso. Buen plan.

Camarín de las Musas

Mario Bravo 960, CABA

Viernes a las 20 hs durante junio.

en julio, los sábados a las 21.

Elecciones y poderes de abajo

$
0
0

En este artículo escrito para el diario La Jornada Raúl Zibechi analiza cómo la institucionalización de las izquierdas y de los movimientos populares terminaron por dispersar los poderes de los de abajo. Cuáles son los tres debates o estrategias de cara a las elecciones que se vienen y qué hizo el zapatismo en México.

En las recientes  décadas la cultura política de izquierda convirtió las elecciones en el principal barómetro de su éxito o fracaso, de avances o retrocesos. En los hechos, la concurrencia electoral se convirtió en el eje de la acción política de las izquierdas, en casi todo el mundo.

Una realidad política nueva, ya que en tiempos no lejanos la cuestión electoral ocupaba una parte de las energías y se considerada un complemento de la tarea central, que giraba en torno a la organización de los sectores populares.

Lo cierto es que la participación electoral fue articulada como el primer paso en la integración en las instituciones (de clase) del sistema político (capitalista). Ese proceso destruyó la organización popular, debilitando hasta el extremo la capacidad de los de abajo para resistir directamente (no mediante sus representantes) la opresión sistémica.

Con los años la política de abajo empezó a girar en torno a lo que decidían y hacían los dirigentes. Un pequeño grupo de diputados y senadores, asistidos por decenas de funcionarios pagados con dineros públicos, fueron desplazando la participación de los militantes de base.

En mi país, Uruguay, el Frente Amplio llegó a tener antes del golpe de Estado de 1973 más de 500 comités de base sólo en Montevideo. Allí se agrupaban militantes de los diversos partidos que integran la coalición, pero también independientes y vecinos. En las primeras elecciones en las que participó (1971), uno de cada tres o cuatro votantes estaba organizado en aquellos comités.

Hoy la realidad muestra que casi no existen comités de base y todo se decide en las cúpulas, integradas por personas que han hecho carrera en instituciones estatales. Sólo un puñado de comités se reactivan durante la campaña electoral, para sumergirse luego en una larga siesta hasta las siguientes elecciones.

En paralelo, la institucionalización de las izquierdas y de los movimientos populares –sumada a la centralidad de la participación electoral– terminaron por dispersar los poderes populares que los de abajo habían erigido con tanto empeño y que fueron la clave de bóveda de las resistencias.

En el debate sobre las elecciones creo que es necesario distinguir tres actitudes, o estrategias, completamente diferentes.

La primera es la que defiende desde hace cierto tiempo Immanuel Wallerstein: los sectores populares deben protegerse durante la tormenta sistémica para lograr sobrevivir. En ese sentido, plantea que llegar al gobierno por la vía legal, así como las políticas sociales progresistas, pueden ayudar al campo popular tanto para acotar los daños producto de las ofensivas conservadoras como para evitar que fuerzas de ultraderecha se hagan con el poder estatal.

Este punto de vista parece razonable, aunque no acuerdo, ya que considero las políticas sociales vinculadas al combate a la pobreza como formas de contrainsurgencia, con base en la experiencia que vivimos en el Cono Sur del continente. En paralelo, llegar al gobierno casi siempre implica administrar las políticas del FMI y el Banco Mundial. ¿Quién recuerda hoy la experiencia de la griega Syriza? ¿Qué consecuencias sacamos de un gobierno que prometía lo contrario?

Es evidente que focalizarse en que tal o cual dirigente cometieron traición, lleva el debate a un callejón sin salida, salvo que se crea que con otros dirigentes las cosas hubieran ido por otro camino. No se trata sólo de errores; es el sistema.

La segunda actitud es la hegemónica entre las izquierdas globales. La estrategia sería más o menos así: no hay bases sociales organizadas, los movimientos son muy débiles y casi inexistentes, de modo que el único camino para modificar la llamada relación de fuerzas es intentar llegar al gobierno. Esta situación ha mostrado ser fatal, incluso en el caso de que las izquierdas consigan ganar, como sucedió en Grecia y en Italia (si es que a los restos del Partido Comunista se les puede llamar izquierda).

Diferente es el caso de países como Venezuela y Bolivia. Cuando Evo Morales y Hugo Chávez llegaron al gobierno por la vía electoral, existían movimientos potentes, organizados y movilizados, sobre todo en el primer caso. Sin embargo, una vez en el gobierno decidieron fortalecer el aparato estatal y, por tanto, emprendieron acciones para debilitar a los movimientos.

Siendo las experiencias estatales más avanzadas, hoy no existen en ninguno de ambos países movimientos antisistémicos autónomos que sostengan a esos gobiernos. Quienes los apoyan, salvo excepciones, son organizaciones sociales cooptadas o creadas desde arriba. En este punto propongo distinguir entre movimientos (anclados en la militancia de base) y organizaciones (burocracias financiadas por los estados).

Una variante de esta actitud son aquellos movimientos que, en cierto momento, deciden incursionar en el terreno electoral. Las más de las veces, y creo que México aporta una larga experiencia en esta dirección, al cabo de los años las bases de los movimientos se debilitan, mientras los dirigentes terminan incrustados en el aparato estatal.

La tercera orientación es la que impulsa el Concejo Indígena de Gobierno, que a mi modo de ver consiste en aprovechar la instancia electoral para conectar con los sectores populares, con el objetivo de impulsar su autoorganización. Lo han dicho: no se trata de votos, menos aún de cargos, sino de profundizar los trabajos para cambiar el mundo.

Me parece evidente que no se trata de un giro electoral, ni que el zapatismo haya hecho un viraje electoralista. Es una propuesta –así la entiendo y puedo estar equivocado– que pretende seguir construyendo en una situación de guerra interna, de genocidio contra los de abajo, como la que vive México desde hace casi una década.

Se trata de una táctica que recoge la experiencia revolucionaria del siglo XX para enfrentar la tormenta actual, no usando las armas que nos presta el sistema (las urnas y los votos), sino con armas propias, como la organización de los de abajo.

PepsiCo: despidos y ocupación en defensa de los puestos de trabajo

$
0
0

Las trabajadoras y los trabajadores de la multinacional PepsiCo ingresaron a la planta en Florida a casi una semana de la notificación del cierre de sus puertas que dejó a 600 familias en la calle. Son obreras y obreros con más de 20 años de antigüedad que se enteraron de los despidos con un cartel pegado en la puerta. Sostienen que la fábrica es rentable y denuncian que el plan de relocalizarla en Mar del Plata responde a recuperar el margen de ganancias. Y dejan en claro: “Queremos trabajar”. 

Natalia Ferreira estaba en Bariloche cuando le sonó el celular. “Me había reservado la semana, eran mis vacaciones”, dice a lavaca, una semana después, en Vicente López. Es una de las 600 personas despedidas por la multinacional PepsiCo que este lunes ingresaron a la planta de Florida para resguardar sus maquinarias y en defensa de sus fuentes de trabajo. “Me llamaron a las 11 de la noche. Me decían que tenía que presentarme en una dirección para un arreglo”. Horas más tarde, a 1600 kilómetros, sus compañeras y compañeros le confirmaron lo que estaba pasando, resumido en una hoja A4 en horizontal que encontraron pegada en la puerta de la empresa.

Decía:

“Con motivo del cese de operaciones de Planta Florida y la relocalización de su producción en otro establecimiento, y mientras da cumplimiento a las instancias legales correspondientes ante el Ministerio de Trabajo, se comunica al personal que queda transitoriamente liberado de prestar servicios manteniendo el goce de haberes. La empresa los estará contactando para mayor información, pudiendo Uds. también comunicarse al 0800-666-7377”.

La firma: “PepsiCo Alimentos”.

Natalia, obrera hace 9 años en el sector producción, se volvió el sábado a Buenos Aires. “No nos llamó nadie de la empresa, nadie de recursos humanos, ningún gerente: nadie dio la cara. Sólo llamaditas de un call center. Y ese cartel en la puerta”. A su lado está Valeria Escobar, tres hijos, trabajadora hace 8 años, que dice: “Que sea lo que tenga que ser, pero que por lo menos hagamos algo. Ahora hay que esperar. Tenemos mucha bronca”.

El cartel que los trabajadores se encontraron en la puerta.

La semana negra

PepsiCo es una de las mayores corporaciones mundiales de alimentos y bebidas, con producciones en 200 países, más de 250 mil empleados y con ganancias netas en 2016 por más de 63 mil millones de dólares, según anuncia en su sitio oficial. “La empresa venía trabajando muy bien y hasta teníamos horas extras”, dice Catalina Balaguer, 20 años en la fábrica, sector logística, dos hijas, dos nietas. “Lo que sí veníamos denunciando, desde hace dos años, es que se estaban llevando producción a la empresa en Mar del Plata. Eso lo advertimos con denuncias al Ministerio de Trabajo, juntada de firmas, contando el clima de lo que pasaba. La semana anterior al cartel nos dijeron que no iban a cerrar, que eran especulaciones. Hoy estamos así”.

Los trabajadores se encontraron con el cartel el 20 de junio, Día de la Bandera, y mientras el Presidente Mauricio Macri valoraba su gestión desde el acto oficial en Rosario (“estamos haciendo lo que había que hacer, y los primeros resultados comienzan a asomar, el país ha comenzado a crecer, hemos recuperado los puestos de trabajo que habíamos perdido en el último año”), los obreros y las obreras levantaron una carpa como respuesta a los 600 despidos de PepsiCo, en una semana que no la tuvo como la única noticia laboral. Fue la semana de los más de 2000 despidos:

  • Puma: 180 despidos.
  • Lanxess: 170.
  • Talleres Rioro: 80.
  • Atucha: 600 (pueden llegar a 1000).
  • Dass: la empresa confirmó suspensiones que irán de 500 a 1960 empleados.

Por esa razón, lxs trabajadorxs de PepsiCo convocaron a una concentración a las 6:30 del lunes para realizar una manifestación en Panamericana. Ricardo Pacheco, uno de los delegados de la Comisión Interna: “No era un corte total, sino parcial, para no exponer a los compañeros. Pero nos enteramos de que la empresa iba a avanzar y a llevarse la maquinaria del establecimiento mientras nosotros estuviéramos en el corte”. Ese es el motivo -aducen- del fuerte operativo con el que la empresa amaneció rodeada. “Retrocedimos y volvimos a la planta y entramos. Por eso estamos aquí: en resguardo de las maquinarias y para preservar nuestros puestos de trabajo”.

Las familias de los trabajadores, hoy en la puerta de la fábrica.

“No somos delincuentes: queremos laburar”

“La planta está impecable para producir, hay materia prima, no están apagados los tableros: es una planta a la que le estuvieron haciendo mantenimientos millonarios antes del cierre”, dice Camilo Mones, otro de los delegados. “Sólo estamos preservando la fuente de trabajo, y esas condiciones se van a mantener para que si la empresa quiere, venga y se ponga a producir”.

Entre los pedidos de “fuerza”, de “lucha” y los reclamos por solidaridad, en las paredes de la fábrica dos palabras pintadas rojo se repiten: “Daer traidor”. Se refieren a Rodolfo Daer (hermano de Héctor, uno de los triunviros de la CGT), secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria Alimenticia (STIA), titular de la CGT durante el menemismo. El viernes lxs trabajadorxs realizaron un plenario en el que presentaron al sindicato un plan de lucha. También, le propusieron que el porcentaje que les descuentan como aporte solidario (2%) sea destinado a los despedidos mientras continuara el conflicto. Balaguer: “Se negó a todo, y pretendió que lo autoricemos para que pueda negociar en el Ministerio la mejor indemnización posible. Desde ya lo rechazamos porque estamos convencidos de que queremos recuperar nuestros puestos”.

Mones: “Como la empresa ya dijo que era un cierre total y definitivo, el sindicato dijo que iba a ir por las indemnizaciones, lo cual es una locura porque estamos todos en la calle. En ese sentido nos sentimos traicionados, porque convalidaron los despidos en vez de luchar. En el plenario Daer dijo que era éste el Gobierno más antiobrero de toda la historia, pero ayer estuvo comiendo con Macri. Sigue: “Hay compañeras con hijos discapacitados que dentro de un mes no saben si van a pagar el alquiler. Compañeras embarazadas. ¿Dónde vamos a trabajar? No tenemos opción. Son nuestros puestos de trabajo o, si no, la pobreza o la miseria”.

El delegado Pacheco cuenta que la empresa presentó un plan preventivo de crisis. “Por ley, debe tener 30 días, ser analizado por el Ministerio y recién ahí tomar una decisión. La empresa lo presentó el lunes pasado, el Ministerio lo elevó, lo aceptó y el martes quedamos todos en la calle. Automáticamente, el Ministerio aceptó el llamado de la empresa, que es una incoherencia y una fantasía: la empresa tiene plantas en Mar del Plata, paga millones en depósito, en logística y en gente tercerizada, y lo único que quiere es eliminar toda la antigüedad de los trabajadores”.

Mones dice, mientras tanto, que ningún funcionario del Gobierno los llamó.

-¿Cómo se ubica este conflicto en este panorama de despidos?

-Es un ataque tanto de las patronales como del Gobierno. No está claro si esto le sirve o no, porque hay elecciones, pero sí es un ataque para que la clase obrera se quede quieta, mansita, que no reclame paritarias ni ningún derecho más, incluso para se avance sobre los convenios para volver a la jubilación privada. Es una medida que quiere disciplinar a la clase trabajadora para que termine con sus reclamos, con una complicidad evidente de la CGT que se sienta a cenar con Macri. Esto es una realidad, no es discurso: vamos a quedar todos en la pobreza. Acá estamos haciendo algo normal: preservar los puestos de trabajo. No somos delincuentes ni estamos tomando por asalto nada: queremos laburar. Lo que pasa es que como muchos gremios evitan hacerlo, nosotros somos la noticia.

El nuevo slogan

Sonia Brizuela (sector empaques) y Gabriela Luque (producción) están sentadas sobre el cordón. “No vinimos por política ni por nada, queremos trabajar”, dice Gabriela, 39 años, 16 en la empresa. “No estamos ni de un lado ni del otro. Sólo queremos recuperar nuestros puestos de trabajo. Tengo cuatro hijos y mi marido también trabaja acá. Nos quedamos los dos en la calle. Es muy duro. Estoy por cumplir 40, pero ¿dónde voy a conseguir trabajo ahora?”.

Sonia (36 años, 8 en la empresa, un bebé de 2 años) dice:

“Fue sorpresivo. Ya veíamos todo medio raro, medio vacío, medio sombrío. Pensamos que estaba pasando algo, porque sabemos lo que es la crisis del país. No hay trabajo, las industrias están cerrando, están quebrando, no hay fábricas, no tenemos dónde buscar trabajo. ¿Sabés lo que es ganarnos el puesto después de mucho esfuerzo y perderlo de un día al otro? De indemnizaciones no se vive, a nadie le sirve el 1000 por ciento, el dinero se esfuma. Es muy angustiante: nos afectó la salud, lo emocional, la vida, nuestras familias. Todo. Y sabemos que afuera no hay nada, esto no se soluciona con ´andá y buscá otra cosa afuera´, porque no la hay. No queremos volver a la crisis del 2001, que era tres meses en un lugar, tres en otro, y que te despidan, que te echen como perros: no estamos para eso otra vez. El país se está yendo a las ruinas. Acá ya teníamos nuestros derechos ganados, nuestras vacaciones, antigüedad. Acá nadie viene a romper ni a destruir nada, nadie quiere hacer escándalo, sólo queremos recuperar nuestra fuente de trabajo. La lucha la quiero para mi hijo, no me importa el color. Ahora nos queda la esperanza de resistir esta lucha y ganar la victoria y volver a trabajar. Nos dicen que salimos adelante trabajando, pero nos sacan el sustento y nos cierran todas las fuentes. Es alarmante. No hay pesada herencia: es una crisis que se está dejando pasar y ningún poder está interviniendo”.

El delegado Pacheco suma: “No es pobreza cero: es todos a la miseria”.

Continuará.


La guerra contra la prensa: otro periodista asesinado en México

$
0
0

Salvador Adame Pardo, 44 años, director del Canal 4TV de Nueva Italia, estado de Michoacán, se convirtió en el séptimo periodista asesinado en México en 2017. Había desaparecido el 18 de mayo, pero esta semana se confirmó que los restos humanos encontrados en junio eran los del reportero: estaban calcinados. Más de 100 mil personas asesinadas y 30 desaparecidos son algunas de las cifras que revelan la dimensión del horror que se vive en México luego de desatarse la llamada “guerra contra el narcotráfico”.

Salvador Adame Pardo, 44 años, director de Canal 4TV de Nueva Italia, municipio de Múgica, se convirtió en el séptimo periodista asesinado en México en lo que va del 2017. Había sido secuestrado el 18 de mayo, pero en las últimas horas se conoció lo peor: el procurador general de Justicia del estado de Michoacán, Martín Godoy Castro, informó que el 14 de junio habían hallado restos en un sitio conocido como Barranca del Diablo, al costado de la carretera Uruapan-Nueva Italia. Luego de las pruebas de genética se confirmó la identidad de Adame Pardo. Sus restos estaban calcinados.

Según relevó La Jornada, el procurador Godoy Castro sostuvo que el presunto autor intelectual y material del asesinato “fue identificado como Feliciano Ledezma Ramírez, El Chano Peña, presunto líder de una célula delincuencial que opera en la región de la Tierra Caliente”. El diario subraya como “imprecisa” la trama narrada por el funcionario, quien apuntó que “el presunto secuestrador, Daniel Rubio Ruiz, El Cabezas, quien fue detenido hace una semana, habría dado pistas del crimen presuntamente producto de problemas personales entre el comunicador y ese y otros integrantes de la delincuencia organizada”. Por ese motivo, precisó que el “denominador común” de todos los crímenes ha sido la impunidad, y que “los mecanismos de procuración de justicia federal y estatales han acumulado un déficit de credibilidad que recae ahora, de manera inevitable, sobre la versión oficial del asesinato de Adame Pardo”.

Cerca de cien periodistas de Michoacán habían presentado una denuncia colectiva a la Unidad Especializada de Combate al Secuestro, de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), en calidad de víctimas indirectas. “Hacemos de su conocimiento que los firmantes somos testigos del trabajo periodístico del hoy desaparecido, resaltando a últimas fechas las críticas y cuestionamientos al trabajo desarrollado por las autoridades municipales del Ayuntamiento de Múgica, Michoacán”, reza el escrito, que subraya que Adame Pardo y su esposa habían sido “cobardemente golpeados por la Policía Municipal” mientras cubrían una manifestación contra las autoridades estatales.  La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) también había condenado la desaparición de Adame Pardo y apuntó que, a seis días del secuestro, los investigadores no le habían proporcionado a la esposa “ninguna respuesta ni comunicó ningún avance significativo de la investigación”. Además, consignó los nombres de los otros periodistas desaparecidos:

  • José Antonio García, en 2006.
  • Mauricio Estrada Zamora, en 2008.
  • María Esther Aguilar Cansimbe, en 2009.
  • Ramón Ángeles Zalpa, en 2010.

Por eso, luego de la confirmación del asesinato de Salvador Adame Pardo, las palabras de La Jornada ubican respecto del contexto que está viviendo México: “Es inevitable repetirlo: más allá de nuevos mecanismos, oficinas y reformas legales que no han servido ni mucho ni poco para detener el asalto de la violencia desbocada, es necesario reconocer que la estrategia de seguridad pública impuesta en la década anterior no funciona y debe cambiarse radicalmente el enfoque del combate a los hechos delictivos. En cuanto al homicidio de Salvador Adame, al igual que en los de nuestros compañeros y colegas ultimados, es pertinente y obligado exigir el esclarecimiento pleno y creíble, así como la aplicación de la justicia a las instancias oficiales obligadas a hacerlo”.

La dimensión del horror

El Manifiesto No al Silencio –presentado en la Cancillería argentina por una delegación de periodistas, acompañadxs por la Asamblea de Mexicanos y Mexicanas del país- explicitó cuáles fueron lxs trabajadorxs de prensa masacrados en 2017.

  • El 2 de marzo, en Guerrero, el periodista Cecilio Pineda Brito (director de La Voz de Tierra Caliente), de 38 años, fue ejecutado por sicarios que le dispararon desde una motocicleta mientras él descansaba en una hamaca.
  • El 19 de marzo, en Veracruz, el periodista Ricardo Monlui (propietario y director del portal El Político y editor de la columna Crisol), de 57 años, fue asesinado a balazos cuando salía de un restaurante.
  • El 23 de marzo, en Chihuahua, mataron de 8 balazos a la periodista Miroslava Breach (corresponsal de La Jornada y colaboradora del periódico Norte), de 54 años, en la puerta de su casa y frente a su hijo.
  • El 14 de abril, en Baja California, mataron de 15 balazos al periodista Maximino Rodríguez (portal de noticias Colectivo Pericú), de 73 años, en el estacionamiento de un centro comercial. Estaba con su esposa.
  • El 2 de mayo, en Morelos mataron el periodista Filiberto Álvarez (locutor en Tlaquiltenango, Morelos), de 71 años. Fue acribillado cuando volvía a su casa en su auto.
  • El 15 de mayo, en Culiacán, Sinaloa, masacraron a Javier Valdez Cárdenas (corresponsal de La Jornada y editor del semanario Riodoce), de 50 años.

#NoAlSilencio: 600 firmas contra el genocidio de periodistas en México

El Manifiesto también expone en cifras la dimensión del horror:

  • “Más de 100 mil personas asesinadas.
  • Más de 30 mil personas desaparecidas.
  • Más de 100 periodistas asesinadxs.
  • Decenas de miles de feminicidios sin investigar.
  • Por lo menos 14 defensorxs de derechos humanos asesinadxs.
  • Por lo menos 90 mil personas desplazadas de sus pueblos, de sus ciudades, por la violencia.
  • Decenas de miles de niñxs huérfanos ante el asesinato o desaparición de sus padres y/o madres.
  • Se han descubierto 855 fosas comunes con más de 1500 cadáveres amontonados, sin identificar. Las encuentras los familiares que buscan a sus desaparecidos sin ayuda del Estado.
  • Nos siguen faltando los 43 estudiantes de Ayotzinapa”.

Además, una investigación del New York Times reveló la semana pasada cómo el Estado Mexicano espía a periodistas, activistas de Derechos Humanos y familiares de desaparecidos de manera ilegal. El artículo descubrió huellas de ese software en teléfonos de periodistas, activistas y abogados que investigan la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Si bien aún no se sabe de dónde provino el hackeo, desde la empresa israelí NSO-Group (desarrolladora del software) afirmaron que su servicio es ofrecido exclusivamente a agencias gubernamentales, por lo cual no deja muchas dudas sobre quién está detrás de estas infiltraciones ilegales.

En la última edición de MU, la periodista Eliana Gillet escribió este relato que narra el espionaje en primera persona: “Pelo a rape, lentes de sol, ropa gris, me lanza una foto. ¿Por qué me fotografía?, le pregunto. Que tiene un familiar desaparecido, me dice, que vino con el de la camioneta. Mi compañero corre y confirma que nadie lo conoce. Las madres lo rodean, el tipo saca un carnet de la Secretaría de Defensa Nacional, vigente. Un militar en funciones”. El artículo puede leerse aquí:

Solos y vigilados: cómo es hacer periodismo en México

 

 

 

Aborto legal: debate a sala llena en el Congreso

$
0
0

Organizado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito y Amnistía Internacional, la sala destinada al encuentro debate sobre el aborto legal en la agenda legislativa se llenó. Cómo es el panorama en la región y por qué no se trata el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo acá. El rol de las organizaciones y los números que revelan un grito urgente: #AbortoLegalYA.

El auditorio está lleno, tanto que traen sillas de otras salas para que se sienten las mujeres que están paradas. No alcanza: siguen llegando, el auditorio desborda para escuchar este encuentro debate sobre el aborto legal en la agenda pública y legislativa, convocado por la Campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito y Amnistía Internacional.

“Es la violencia de género, que se extiende en toda la región, la que sigue siendo uno de los fracasos más deplorables de los Estados en las Américas”, dice Erika Guevara Rosas, Directora Ejecutiva de la Oficina Regional para las Américas en Amnistía Internacional, en la conferencia inaugural.

Sigue: “Los Estados de la región no solo tienen una deuda pendiente para atender la violencia contra las mujeres y las niñas en manos de terceros sino que sus legislaciones, sus políticas públicas y prácticas están causando daños y sufrimiento a millones de mujeres y niñas en toda la región constituyendo una de las más graves formas de violencia estructural”.

La imagen de la convocatoria.

Erika anuncia la fortificación de alianzas con movimientos de mujeres para apoyar la lucha por la despenalización del aborto en toda la región y traza un mapa de la situación:

–          Más de la mitad de los embarazos son no deseados o no planificados en América Latina o El Caribe, tasa que se mantiene sin cambios desde los años 80.

–          El 97% de las mujeres en edad reproductiva en América Latina y El Caribe viven en países donde el aborto está severamente restringido por la ley o en muchos casos penalizado totalmente y bajo cualquier circunstancia.

–          En el año 2016 al menos el 10% de todas las muertes maternas en la región se debieron a abortos clandestinos e inseguros.

–          El salvador es uno de los países en el mundo donde las muertes maternas no han disminuido, sino que se han incrementado desde el 2013.

–          En Argentina las complicaciones relacionadas con el aborto siguen siendo la primera causa de muerte materna directa desde los años 80.

–          Alrededor de 760.000 mujeres fueron hospitalizadas el año pasado por complicaciones de aborto inseguro en toda la región.

–          Se calcula que alrededor de 2000 mujeres latinoamericanas mueren cada año debido a abortos inseguros.

Agrega: “Tradicionalmente las recomendaciones sobre la violencia contra las mujeres están centradas en una serie de medidas que el Estado debe tomar para erradicar y prevenir la violencia contra las mujeres perpetradas por terceros, sin embargo hoy en día son los propios Estados de la región los que promueven y facilitan un ambiente regresivo de derechos humanos para las mujeres y las niñas y su causa más próxima es la existencia de leyes, políticas públicas o practicas violatorias de los derechos sexuales y reproductivos”.

La situación, alarmante, tiene de la vereda de enfrente la organización y lucha. Erika rescata la experiencia  de la Campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito como un “hito importantísimo en las formas de organización de las mujeres por la demanda de sus derechos” y concluye: “El Estado no solo debe aprender de la fuerza de este movimiento sino asegurarse de que sus demandas se conviertan en políticas claras”.

En Argentina el Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo se presentó por sexta vez el 30 de junio de 2016. El recorrido legislativo que debe hacer para convertirse en ley empieza por la Comisión de Legislación General, presidida por el diputado nacional Daniel Lipovetzky, quien en diálogo con lavaca se manifestó a favor pero aún no trató el proyecto.

Desde el panel de debate que comenzó con Susana Chiaroti, miembro del Comité de Expertas en violencia contra la mujer (OEA), se recalcó la necesidad del tratamiento urgente del proyecto. Edurne Cárdenas del Centro de Estudios Legales y Sociales fue la encargada de continuar con el debate planteando a cinco años del caso FAL los avances y obstáculos de la implementación del fallo.

Mario Sebastiani, director de obstetricia del Hospital Italiano fue contundente: “No se puede permitir decir que hay salud pública en un país donde el aborto está penalizado. Es inadmisible que cuando estoy en la función pública lleve mis creencias en vez de poner en marcha políticas públicas que beneficien a la población. Quitémosle a los que tienen cargos públicos la inmoralidad de traer acá sus creencias”.

La encargada de cerrar el panel fue Ruth Zurbrigen que explicó el trabajo de Socorristas en Red, quienes en los últimos tres años acompañaron en su decisión de abortar a 7958 mujeres.

#BastaDeTravesticidios: el grito en Plaza de Mayo

$
0
0

Trans, travas, gays y lesbianas se movilizaron en Plaza de Mayo para gritar #BastaDeTravesticidios. En la jornada del orgullo LGTBI que conmemora una de las razzias policiales más violentas hacia la comunidad, travas y trans levantaron las fotos de sus compañeras asesinadas, denunciaron que el Estado es responsable de esas muertes -por ausencia de justicia, falta de atención médica y exceso de  violencia policial- y exigieron que la Gobernadora Vidal firme el proyecto de Cupo Laboral Trans que ya está aprobado en Provincia. Voces, crónica y fotos.

“…la libertad es un músculo que se ejercita… Maite Amaya, presente., dice el cartel violeta con mariposas que levanta la poeta, cantante y artista trans Susy Shock. Maite fue una piquetera, militante y activista trans que, entre otras cosas, en 2010, impulsó la Coordinadora de Justicia por la Pepa Gaitán, fusilada por lesbiana. Sus frases y su rostro era uno de los tantos que se levantaban al ritmo del canto: “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente”. Cantos y carteles que piden un reclamo básico: “Queremos vivir”.

Otrxs sostenían una gran bandera en la que se podía leer, una vez más. “justicia por Diana Sacayán”, otra de las asesinadas.

Esta es la segunda marcha masiva que se realiza para pedir el freno de los travesticidios. La primera fue el #Gritazo, una reacción del movimiento trans frente a varias muertes de compañeras entre la que se encontraba Diana Sacayán. Ese día el documento leído decía entre otras cosas: “Queremos entrar en la emoción de este sistema y esta cultura que nos viene omitiendo. Que nos hacen sentir que nuestras muertes no valen absolutamente nada. Nos plantamos acá para decir que sí valemos y lo vamos a gritar hasta que nuestras muertes interpelen a la sociedad”, dijo a lavaca Violeta Alegre -consultora de Naciones Unidas y coordinadora del área de Diversidad de la Universidad de San Martín – y agrega la falta de una atención médica como corresponde como otro factor del genocidio traviste y trans: “Yo viajo por mi trabajo y la situación en distintos puntos del país es gravísima. Por ejemplo, en Córdoba hubo casi treinta muertes en el período de un año porque los hospitales no las rechazan, no las atienden”.

Ayer, también estaban las frases y fotos de Lohana Berkins -que era presidenta de la Asociación  de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT), fundadora del Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género y de la Cooperativa Textil Nadia Echazú. Jennifer, trans de unos 40 años, dijo a lavaca: “Gracias a ellas yo empecé a estudiar economía. No fueron los políticos, fueron ellas las que me dieron ese derecho y por eso necesitamos justicia”.

“Al calabozo no volvemos nunca más”, fue otro grito que cantaron con rabia y dolor para denunciar la violencia institucional por parte de la policía que siguen padeciendo por el solo hecho de circular por la vía pública. Lara de Themyscira, activista y operadora territorial de acceso a la justicia, cuenta:  “Se reciben muchísimas denuncias en lo que es el sector judicial con respecto a violaciones de nuestros derechos humanos por detenciones y requisas ilegales. El Estado en vez de protegernos, nos reprime y nos violenta cada vez más con la excusa del narcotráfico. Se nos detiene con cualquier excusa igual, aunque tengamos documento y trabajo en blanco, porque no toleran nuestra presencia en las calles”.

El informe elaborado por el Observatorio de Personas Trans Asesinadas de la organización Transgender Europe (TGEU) de 2016 dio las siguientes cifras:

  • 2.016 homicidios de personas trans y de género diverso en 65 países en el mundo, entre 2008 y 2015.
  • América del Sur y Central concentraron 1500 de esos crímenes.
  • Y el 65% de las víctimas eran personas en situación de prostitución.

Con ese contexto, es que trans y travas piden que se apruebe la Ley de cupo laboral en Provincia de Buenos Aires, lugar que tiene un alto índice de víctimas de violencia machista y policial por la situación de prostitución. Desde el escenario, en el acto frente a Casa Rosada, trans y travas mencionaron, sobre todo, la situación crítica de compañeras de Florencio Varela, La Matanza y Malvinas Argentinas. El proyecto ya tiene dictamen y está esperando la firma de la gobernadora María Eugenia Vidal para ser reglamentado.

En relación a que el grito fue el día del orgullo, Susy Shock suma: “Es una manera de exigir pero también de generar un espacio crítico. No queremos que usen nuestra estética, nuestra bandera, ni nuestros reclamos para lavarse la cara sobre sus planes económicos y sociales que siguen siendo poderosamente violentos y nos siguen matando”.

Foto: Nacho Yuchark

Rosario: impugnan candidatura de la lista compuesta por mujeres

$
0
0

El juez federal Reinaldo Rubén Rodríguez impugnó la lista que el partido Ciudad Futura presentó para las próximas elecciones por estar compuesta en su totalidad por mujeres. “El juez dice que la ley de cupo rige para ambos sexos”, explica Caren Tepp, cabeza de lista, a lavaca. “Pero lo que fija es un mínimo de participación de las mujeres, no un máximo. Estamos muy seguras, no solo del contexto social y político que acompaña, sino también de los argumentos legales que dan lugar a que esta lista sea válida”. Quiénes son los Ciudad Futura y la apelación completa que ya presentaron.

El reino del revés tiene un nuevo capítulo.

El juez federal Reinaldo Rubén Rodríguez sacó una resolución impugnando la presentación de la lista de Ciudad Futura encabezada por Caren Tepp y compuesta en su totalidad por mujeres.

“El juez dice que la ley de cupo rige para ambos sexos”, explica Caren a lavaca. “Se basa en un fallo judicial del 2001 cuando en Tierra de Fuego se intentó hacer una presentación similar y en aquel momento regía la reglamentación del año 2000 que dejaba ver la posibilidad de lo que dice el juez. Pero en 2005 se hace la modificación de esa reglamentación y justamente se vuelve a explicitar el espíritu original para que se entienda que lo que se fija es un mínimo de participación de las mujeres, no un máximo”, amplía.

Ni bien se conoció la resolución del juez, Ciudad Futura lanzó en redes sociales la campaña #DejenLlegarALasMujeres y una petición online donde recibieron el apoyo de casi 3000 firmantes. 

En el mismo día, Ciudad Futura presentó también la apelación: “Estamos esperando la nueva resolución del juez que todavía no se ha emitido. Pedimos que en un plazo de 48 horas pueda tomar resolución porque en base al cronograma electoral es necesario definirlo”.

La apelación completa

Ciudad Futura es un encuentro político-gastronómico del Frente Ciudad Futura, extraño partido de Rosario que nació, entre otras cosas, de un tambo en extinción, de movimientos sociales criados en paradójica oposición a los partidos políticos, y del conflicto por tierras en las periferias urbanas para evitar un destino de lápida: convertirse en barrios privados.

Nació también del tema narco en los barrios más pobres, intentando quebrar otro destino fluido para adolescentes y jóvenes: ser soldaditos del mercado transa-policial como principal pronóstico de vida. O de muerte.

Ese curioso partido debutó en 2013 con unos 20.000 votos, pero alcanzó 87.648 en 2015 (16%) sin hacer ni una promesa y sin aparecer en los medios comerciales. Fue tercero tras el Frente Progresista (23%), el PRO (20%), y le ganó al FpV kirchnerista, colocando un trío de concejales: por eso saludan con tres dedos de la mano izquierda, mientras miran hacia las elecciones 2019 para la intendencia, rumiando a su modo la frase “se puede”.

La decisión de presentar una lista en las próximas PASO integrada en su totalidad por mujeres fue tomada en asamblea, la misma asamblea también se decidió por primera vez participar en elecciones nacionales. “Entendíamos que teníamos que expresar los debates que se daban en la sociedad y poder trasladarlos no solo en el contenido sino también en la forma”, dice Tepp a lavaca.

Esto no es mala leche

En ese contexto ¿cómo interpretan la impugnación del juez?

Muestra cómo determinados sectores intentan conservar determinados privilegios que hay en algunas instituciones del Estado. El poder judicial ha demostrado en varias oportunidades estar a contramano de los avances que va dando la sociedad y totalmente reticente a acompañar esos avances para que podamos no solamente construir consensos en el ámbito de lo social, sino también de las instituciones. Estamos muy seguros, no solo del contexto social y político que acompaña, sino también de los argumentos legales que dan lugar a que esta lista sea válida y tenga que llegar a las elecciones tal como la presentamos. Vamos a ver qué desarrollo tiene la justicia, a ver si hace justicia como corresponde o si decide defender otro tipo de interés.

La cristinización de la protesta social

$
0
0

El comienzo real de la campaña electoral tuvo fotos que no fueron de estudio, ni para los afiches. Las operaciones mediáticas, los reclamos callejeros, las manipulaciones, y las claves para comprender algo de lo que se viene.

La represión que ayer incluyó detenciones realizadas por policías de civil, heridos por balas de goma, camiones hidrantes y hasta un blooper protagonizado por las motos de la Federal se transformó hoy en la primera producción de la campaña electoral del gobierno de Mauricio Macri, quien presentó así sus intenciones de cristinizar la protesta social como forma de manipular dos pájaros con una misma operación mediática: desacreditar los reclamos callejeros que producen sus medidas de ajuste y convertir a su principal rival en la madre de todas las protestas.

Así y por primera vez asistimos a una campaña electoral en la cual el marketing no se plasma en carteles ni eslogans, sino en tapas de diarios –salvo en el caso de Página 12, único diario que utilizó la palabra “represión”- y zócalos de noticieros que repitieron a coro el guión oficial, calificando al unísono el brutal accionar policial como el “desalojo” de un “piquete violento” y los reclamos sociales como “incidentes”.

“Queremos saber si van a hacer un mínimo esfuerzo para poner una herramienta que genere trabajo porque todos los días se destruyen más puestos. Este gobierno descooperativiza y planea”, declaró uno de los convocantes de la protesta a la agencia Dyn para describir qué estaban reclamando.

“Planea” no alude a una planificación, sino al otorgamiento de planes sociales sin que el Estado estimule a quien lo reciba a organizarse para producir.

Es claro, entonces, que quienes se movilizaron al ministerio de Acción Social reclamaban algo concreto, que es lo mismo que están planteando muchos sectores afectados por la crisis económica desde hace un largo año y medio a este gobierno.

No se presentaron a sí mismos como “piqueteros” –término que identificaba a finales de los 90 a quienes no tenían otra opción para ser escuchados que cortar rutas y calles-, sino como “cooperativistas”, personas que se han organizado para producir y necesitan una política estatal que las proteja de la desigualdad que ha establecido la catarata de privilegios que están obteniendo las corporaciones en estos tiempos de Cambiemos.

Como bien señala una nota de Clarín, uno de los voceros de esta protesta fue Eduardo Montes, a quien no presentó como integrante de la imprenta recuperada hace ya 15 años por la cooperativa Gráfica Patricios –que dio lugar en sus instalaciones a que el gobierno porteño estableciera una escuela secundaria pública con orientación gráfica y a una sala de salud que depende del Hospital Argerich- sino como alguien “que supo integrar el movimiento Evita y más tarde se integró a la Mesa de Economía Social de La Cámpora”. Esta filiación política le permitió a Clarín titular la nota: “La Cámpora, Quebracho y la Tupac, detrás del piquete y los piedrazos”.

Las fuentes

Con idénticos datos que Clarín el portal Big Bang News editó una nota de características similares titulada: “Quiénes son los líderes kirchneristas del caos en la 9 de Julio, según el gobierno”. Desde el título identifica la fuente de la información, pero en el cuerpo de la nota la precisa: “Según fuentes policiales” Montes era “ex empleado del Ministerio de Trabajo” y “manejaba el Programa de Trabajo Autogestionado”. Montes, en realidad, es vicepresidente de la Unión Productiva de Empresas Recuperadas (UPEA) y en esa función ha articulado los programas del Estado específicos para el sector, como ha sucedido con todas las organizaciones que nuclean a diferentes recuperadas.

Desde que asumió Mauricio Macri, las empresas recuperadas han sido foco de todo tipo de violencias. La más evidente es el veto de las leyes de expropiación del Bauen Hotel y Acoplados del Oeste, obtenidas por leyes que fueron aprobadas por amplia mayoría en ambas cámaras parlamentarias (de Nación y de Provincia de Buenos Aires) y que la sola firma del Presidente, en un caso, y de la gobernadora Vidal, en el otro, anuló. Como bien sintetizó Eduardo Murúa, uno de los referentes del Movimiento de Empresas Recuperadas, “En un gobierno del CEO las fábricas sin patrón representamos lo imposible”.

La mayor parte movimiento que recuperó trabajo sin ayuda del Estado y lo sostuvo hasta hoy a pesar del poco entusiasmo kicrhnerista y de la hostilidad macrista, no estuvo presente ayer en la Avenida 9 de Julio, como sí lo estuvo en las marchas y paros convocados por las centrales sindicales, porque en su gran mayoría se identifica con las medidas consensuadas por todas las organizaciones gremiales. Pero aún en sus diferencias tácticas todos acuerdan que la situación del sector es urgente y que esas urgencias son las que terminan dictando las medidas de protesta, mucho más que las especulaciones electorales.

La Federación Gráfica Bonaerense denunció la situación que atraviesa el sector, uno de los tantos afectados por la crisis de la industria nacional: está trabajando al 55% de su capacidad. A este cuadro general, la cooperativa Gráfica Patricios le suma lo que representó para esa empresa recuperada por sus trabajadores el tarifazo: pasaron de pagar 24.231, 44 pesos a 127.940,39 por mes de luz.

Nada de esto fue “noticia” ayer.

La cristinización de la protesta social dominó el discurso mediático anticipando que de aquí a octubre vamos a soportar un estigma que, a pesar de los esfuerzos del gobierno y la prensa comercial, muchas personas ya aprendieron a decodificar.

Hoy cuando la noticia del suicidio de un jubilado en las oficinas del Anses de Mar del Plata sacude la sensibilidad de todo el país, el community manager Emilio Basavilbaso, titular de esa oficina, atajó desde Twitter: “Lamentamos el uso político de una situación tan personal y dolorosa”.

Es cierto: el impacto del brutal ajuste económico en la vida de las personas y el dolor que produce se usan en esta campaña electoral de maneras que vamos a lamentar cada vez más.

Viewing all 2096 articles
Browse latest View live